EDEN PRAIRIE, MN
Esta semana, tres representantes de la campaña a la presidencia de Donald Trump se enfrentaron a la justicia. Paul Manafort, ex jefe de la campaña presidencial; Rick Gates, ex representante de la campaña y George Papadopulos, ex asesor de política exterior del ahora presidente.
Según una fuente, en un correo electrónico de marzo de 2016, Papadopulos ofreció organizar una reunión entre funcionarios rusos y miembros de la campaña de Trump en un mensaje titulado: Reunión con el liderazgo ruso.
Manafort y Gates, se declararon inocentes de conspirar contra Estados Unidos en el marco de la investigación del fiscal especial del Departamento de Justica Robert Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016.
La acusación contra ambos contiene 12 cargos y se enfoca en sus años como consultores políticos y cabilderos trabajando para Ucrania, tiempo en el que recibieron millones de dólares por su trabajo y que, para ocultarlo, lavaron ese dinero a través de “decenas de corporaciones, asociaciones y cuentas bancarias tanto nacionales, como extranjeras”.
De acuerdo a la investigación, a través de las cuentas en el extranjero se movieron más de 75 millones de dólares, de los cuales Manafort lavó más de 18 millones y Gates, transfirió más de 3 millones fuera de Estados Unidos.
Mientras que Papadopulos, se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre “el tiempo, la extensión y la naturaleza de sus relaciones e interacciones con altos funcionarios rusos con los que tenía conexiones cercanas”.
Ellos tres, son las primeras personas cercanas a Trump acusadas en la investigación de Mueller, que investiga si el presidente trato de obstruir la justicia al despedir al ex director del FBI James Comey. El fiscal especial, ha ampliado su labor y ha incluido las transacciones financieras del equipo de Trump.
Antes de la acusación, el FBI allanó la casa de Manafort y confiscó documentos fiscales y financieros, incluidos algunos que ya habían sido entregados a los investigadores del Congreso.
Rober Mueller, fue nombrado fiscal el pasado 17 de mayo para investigar la interferencia de Rusia en las elecciones del año pasado y la complicidad de varios colaboradores de Trump en la misma.
Tanto Manafort como Gates fueron sentenciados a arresto domiciliario, lo que significa que solo pueden salir de casa para reunirse con sus abogados o para presentarse en la corte, o por razones médicas y religiosas y deben registrarse con las autoridades a diario.
Su próxima comparecencia ante la corte está programada para hoy en la tarde. Ambos podrían enfrentarse a 10 años de prisión si son condenados por todos los cargos.
