MINNEAPOLIS, MN
La ciudad de Minneapolis se encuentra experimentando un alza repentina y significativa en el nivel de violencia cotidiana, junto con un incremento importante en el número de reuniones entre miembros del cuerpo policiaco y miembros de la comunidad a fin de establecer medidas de involucramiento comunitario. En los medios se pregunta si existe alguna correlación entre ambos eventos.
Para nadie esto es algo positivo, si se quisiera responder a la pregunta. Los datos, sin embargo, generan muchísimas preguntas recientemente, al tiempo en que la ciudad pasa problemas a lo largo del mes, cuando los eventos de uso de armas de fuego han dejado ya tres personas muertas y ocho lesionadas.
Por otro lado, el número de arrestos a lo largo de la ciudad por motivo de ofensas con uso de violencia a lo largo de la ciudad ha disminuido en 20 por ciento en comparación con el mismo período en el 2015. Las detenciones por violaciones de tránsito y de personas sospechosas han caído igualmente en más de 30 por ciento en la ciudad, considerando el mismo período comparativo.
Coincidentemente con esos datos, la policía de la ciudad reporta que el número de reuniones comunitarias se ha incrementado en 400 por ciento. Ello incluye la presencia de miembros del cuerpo policiaco en fiestas de vecindario y de calle, e incluso el leer a niños en escuelas. Durante los primeros días de esta semana que concluye, el departamento de policía reveló un nuevo vehículo van, que será empleado para entregar bicicletas y cascos para andar en bicicleta a los niños de la ciudad.
Este tipo de acciones puede ser buenas para incrementar y mejorar las relaciones públicas, pero algunas personas, como es el caso del presidente del sindicato de policías, el Teniente Bob Kroll, dicen que son acciones que distraen a los policías de cumplir con su labor en la lucha contra el crimen que regularmente actúa para mantener a los delincuentes fuera de las calles. Dado el tamaño actual de la fuerza policiaca, 850 oficiales, Kroll dijo que no existe tiempo suficiente para que los oficiales atiendan a las reuniones ni para leer a los chicos en las escuelas.
“Ese es un tipo de trabajo policiaco diferente y requiere de mucho tiempo y demasiados recursos,” dijo Kroll. “Y, si te encuentras fuera haciendo eso, no detendrás a un vehículo por violaciones de tránsito que podría llevar a una orden judicial – un arresto de un conductor suspendido y una orden judicial para su arresto, el levantar el vehículo con una grúa y acaso la presencia de un arma de fuego dentro, ese tipo de cosas.”
El mismo Kroll asocia el incremento en la tasa de criminalidad con el que los oficiales de policía busquen evitar ser señalados por detenciones con sentido racista o que puedan llevar a detonar protestas como las que emergieron en el caso de Jamar Clarck el pasado otoño.
Los líderes de dichas protestas rechazan la idea de que su oposición a disparos fatales de la policía haya llevado al incremento en crímenes violentos. Por su parte, la jefa de policía, Janee Harteau, dice que no existe una explicación simple al fenómeno.
Sin embargo, las quejas de la población por abuso policiaco, se ha incrementado también en 34 por ciento.
