SAINT PAUL, MN
El período de la Gran Recesión, que tuvo su raíz en la crisis inmobiliaria y en los mercados financieros, lastimó fuertemente a todas las familias que viven en este país, sin excepción. Mas sin embargo, en un reciente estudio, cuyos resultados han sido presentados este fin de semana, PEW Research ha identificado que aun cuando los Estados Unidos se ha consolidado como un país en el que la sociedad tiende a ser más y más diversa, las diferencias entre grupos étnicos y raciales se mantienen, e incluso se han incrementado.
Si bien el daño que en la economía familiar fue generalizado, el impacto que tuvo en los diferentes grupos que conforman la sociedad, fue diferenciado. Aquellos que tradicionalmente han aparecido en las estadísticas como los que menos tienen, mayormente grupos tradicionalmente desfavorecidos, fueron lastimados con mayor fuerza. Así lo muestra el estudio desarrollado por Rakesh Kochhar y Richard Fry, quienes analizaron los datos de la Encuesta de Finanzas y Consumidores (SCF) de la Reserva Federal.
Dicha encuesta permite identificar el comportamiento del patrimonio familiar y de hogares a lo largo del tiempo, considerando variables como inversión en bolsa, cuentas bancarias, propiedades inmuebles, cuentas de retiro, inversión en seguros de vida, vehículos, propiedades no residenciales, y otros bienes cuantificables en dólares. También se incluyen indicadores de débito, posición laboral, condición de empleo, etc.
Se trata pues de un estudio a profundidad, que contiene datos desde 1989 al 2013, y que muestra datos sobre el patrimonio de los hogares norteamericanos. En ella es posible observar que el patrimonio de los hogares de familias de población blanca, es 13 veces mayor que la de los hogares de población negra, para el año 2013; en el 2010 esa proporción era 10 veces mayor. De forma semejante, la misma comparación entre hogares blancos e hispanos o latinos, da evidencias de que en el 2013 el patrimonio de los hogares de personas blancas eran 10 veces mejores que los de latinos, mientras que en el 2010 la comparación era de 9 veces.
Los datos de la encuesta ratifican que la diferencia entre hogares blancos y negros, ha alcanzado su punto más alto desde 1989, cuando se estimaba que los hogares blancos eran 17 veces más ricos que los de hogares de personas de raza negra. Por lo que se refiere a la comparación entre blancos e hispanos, la diferencia ha alcanzado niveles registrados en el 2001.
Si se deja de lado la comparación racial y étnica, el valor neto del patrimonio de las familias de Estados Unidos, es decir la diferencia entre sus activos y sus pasivos, en términos contables, se mantuvo estable a lo largo del período de recuperación económica. Un hogar típico norteamericano contaba con un patrimonio valuado en $81,400 dólares en el 2013, de acuerdo con la encuesta de la Reserva Federal. Este dato es muy cercano al observado en el 2010 cuando la estimación de la mediana (una medida estadística central) era de $82,300 dólares (equivalentes a los del 2013).
La estabilidad patrimonial de los hogares descendió dramáticamente durante la Gran Recesión. Entre el 2007 y el 2010, el nivel típico del patrimonio familiar descendió en 39.4%, pasando de $135,700 a $82, 300 dólares. Sin embargo, al volver al análisis de las diferencias entre grupos raciales y étnicos, en el 2013 el patrimonio de una familia negra era de $11,000 dólares, mientras que la de una familia hispana o latina ascendía a $13,700 dólares. Las familias blancas típicas contarían con un patrimonio estimado en $141,900 dólares.
En este tiempo de recuperación económica, las evidencias apuntan a que las familias blancas tienden a mostrar signos de la misma, en tanto que los otros grupos tradicionalmente en desventaja, continúan viendo sus patrimonios disminuir. Diferencias que se evidencian en todos los estados del país, incluyendo Minnesota, en donde incluso el análisis muestra que las brechas entre grupos son aún mayores que las del promedio nacional. En otras palabras, la recuperación económica no ha llegado aún a los más desfavorecidos. ¿Cuánto habrá que esperar?
