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¿DONDE HA QUEDADO EL HOLLIDAZZLE?

Holidazzle village

MINNEAPOLIS, MN

Una de las tradiciones más reconocidas y referidas en Minneapolis ha sido el Holidazzle. Un desfile con carros alegóricos, con motivos y personajes navideños, que cada año conglomeraba un gran número de gente por la calle Nicollete Mall. Los espectadores desafiaban al frío o ponían en práctica estrategias para evitarlo, como concentrarse en los puentes de comunicación entre edificios, al paso del desfile, o entrando a los restaurantes que ofrecían servicio en esas horas. Quien esto escribe recuerda haber participado entre el grupo de espectadores a nuestro arribo a Minnesota, un crudo invierno hace ya 17 años, con nuestros dos hijos pequeños que estaban verdaderamente descontentos con sus padres mientras esperaban, pero que disfrutaron al máximo el desfile apenas comenzó. La emoción era compartida por todos los pequeños que ahí estaban, y por lo padres felices de ver a sus hijas e hijos en éxtasis. Entonces aprendimos lo que significaba vivir en Minnesota y disfrutar algo en condiciones nada disfrutables.

El pasado 27 de noviembre la tradición dejó de existir, para dar paso a otro concepto de la festividad, transformándose en la Villa Holidazzle.

Leah Wong, vicepresidenta de eventos y mercadotecnia del Concejo de la ciudad de Minneapolis, anunció entonces que “La presentación de la Villa Holidazzle y el Mercado de Festividades de Minneapolis serán muy diferente a lo que se ha visto en el Centro de Minneapolis hasta ahora, durante la temporada de fiestas decembrinas.”

 

Con el fin de proveer de una experiencia interactiva a los participantes, con la inclusión de una variedad de eventos de entretenimiento como fuegos artificiales, soplado de vidrio, patinaje sobre hielo, exhibición de deportes de invierno, además de un carrusel y 30 tiendas que pondrían comerciantes locales. Los días 20 y 21 de diciembre, quienes visiten la Villa Holidazzle tendrán la oportunidad de practicar patinaje sobre hielo en una pista de hielo artificial que se pondrá para el efecto en la calle Nicollete Mall, entre las calles 10ª y 11ª. Para el calendario completo, consultar la liga del evento en http://www.holidazzle.com/page/show/234207-event-schedule.

Si bien a la apertura de la Villa acudió una multitud de gente, al paso de los días las críticas a la idea han surgido en forma mayoritariamente negativa. De ello da cuenta Jon Tevlin, editorialista del Star Tribune, al recoger las expresiones en contra del evento, expresadas en el mismo sitio de Facebook de la Villa Holidazzle. Tevlin hace un recuento de lo que fue previamente este evento anual”

“Cuando el Concejo del Centro de Minneapolis anunció el Holidazzle, un ‘desfile al estilo Walt Disney’, para atraer compradores al punto neurálgico de la ciudad en el año de 1992, este editorialista del periódico aplaudió el esfuerzo de ‘poner a sus duques a combatir los temas navideños suburbanos.’ El desfile fue llamado ‘un paso de gigante, la presentación de Minneapolis como una brillante Ciudad Esmeralda de un centro medio muerto.”

En síntesis, el evento fue bienvenido y recogido desde ese año de 1992, como una tradición que reviviría al centro de la ciudad de Minneapolis. Sin embardo, continúa el editorialista, este año el Concejo decidió cambiar por un estilo “europeo” con la intención de innovar y cambiar el desfile por una villa.

En tono acusador, Tevlin sentencia “ya saben que pasa cuando Minnesota trata de hacer algo europeo: sopa de queso y cerveza en un pretzel, un tazón de pan, un muy caro Grog, y nueces bávaras tostadas.

Por ello es que “el Facebook del Holidazzle está lleno de furia y desencanto. Los clientes se quejan de ‘pagar para comprar’ haciendo largas filas, pasillos congestionados que no son aptos para gente con discapacidades o que tampoco son amigables con carriolas, confusión permanente, un ‘desvencijado e inseguro carrusel y una política de ‘sólo efectivo’ con máquinas de efectivo descompuestas.” Ha habido tanta hostilidad como respuesta a la propuesta, que hasta los organizadores se han disculpado por los múltiples problemas que han surgido.

Muchos clientes dudan, según se lee en el Facebook, de que sea una buena idea, y mucho menos que deba mantenerse en los años venideros, especialmente por cobrar por entrar a comprar. Se invita a los organizadores a aprender de otras experiencias como la de Chicago. O bien que se abandone el intento. Mal comienzo para una nueva tradición en Minneapolis. ¿Sobrevivira?


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