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EL APASIONADO DISCURSO SOBRE RAZA DEL PRESIDENTE OBAMA

Obama in Charleston.image

SAINT PAUL, MN

Obama ofrece un apasionado discurso sobre raza al referirse a las nueve víctimas de Charleston, Carolina del Sur.

Este pasado viernes, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, presentó un apasionado discurso que incluyó una profunda reflexión sobre la historia de racismo en el país, y al final de ella entonó el canto de “Amazing Grace” con la intención de que los tiempos oscuros de racismo queden por siempre eliminados.

Ante los hechos ocurridos en la iglesia de Charleston, Carolina del Sur, y que tiene ya carácter histórico, Obama hizo un llamado por el control de armas en el territorio estadounidense, y por trabajar con mayor énfasis en la eliminación de la pobreza y la discriminación en los trabajos, y dijo que la bandera confederada, símbolo de la guerra civil, y representante de los sectores más radicales del sur, que en aquellos tiempos lucharon por preservar el esclavismo como sistema económico.

“Para muchos –blancos y negros– esa bandera fue un recordatorio de la opresión sistemática y de subyugación racial. Ahora vemos eso.”, dijo el presidente.

En su participación en el evento, Obama habló en honor de la reverenda Clementa Pinckney, en presencia de miles de personas que se presentaron. La reverenda Pickney era también senadora estatal en Carolina del Sur, al tiempo que fungía como pastora de la iglesia Emanuel A.M.E. en Charleston, y fue una de las nueve personas asesinadas en un tiroteo masivo en la histórica iglesia de feligreses negros, el pasado 17 de junio.

Clementa Pickney dio la bienvenida al Dr. Martin Luther King Jr. cuando éste acudió a la iglesia en su campaña por los derechos civiles en Carolina del Sur. Pinckey pertenecía a un linaje de oradores y protestantes, y las ocho personas que fueron asesinadas a su lado no hacían distinción alguna entre su trabajo en la iglesia y sus esfuerzos por mejorar la sociedad misma, dijo el presidente.

“A través del ejemplo de sus vidas, nos han heredado su ejemplo [y su gracia],” dijo Obama. “Está en nosotros que hagamos de ese hermosos y extraordinario don algo que valga la pena.”

 Más adelante, el presidente se refirió a la historia de la iglesia en donde hablaba, recordando los eventos que tuvieron ahí lugar, además de la presencia de Luther King.

“Ignoramos si el asesino o la reverenda Pickney y los otros ocho conocían toda esta historia. Pero él [el asesino] presentía ciertamente el significado de su acto violento. Fue un acto que se configuró en una larga historia de bombas e incendios y tiros disparados en contra de las iglesias; no fue un acto aleatorio, sino que fue un medio de control, una forma de aterrorizar y de oprimir.”

“Un acto que acaso él imaginó que podría sembrar miedo, e incriminación, violencia y sospecha. Un acto que él supuso podría ahondar las divisiones que se pueden encontrar en el pasado, con nuestro pecado original.”

La voz de Obama subía en volumen y crecía en intensidad, y se evidenciaba un sentimiento profundo al expresar estas palabras. Entre ellas, Obama habló crudamente sobre la historia de racismo en los Estados Unidos, a partir de la esclavitud, pasando por la múltiples formas en que las minorías, raciales y étnicas, han sido negadas de igualdad de derechos en tiempos muy recientes.

El discurso se extendió por largo tiempo, al cabo de las cuales entonó el himno “Gracia Maravillosa” para dar paso al coro que le siguió. Un sentido discurso que puso énfasis en la ceguera que ha caracterizado a esta sociedad cuando se trata de problemas raciales, y que muestra que aún falta mucho por hacer para lograr una mayor justicia y equidad.


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