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EN EL MES DE LA HERENCIA HISPANA: NUMEROS Y MITOS

SAINT PAUL, MN

Mientras que en México y Centro América el mes de septiembre marca el aniversario de la independencia de la corona española –aunque no de otros factores de poder como bien se sabe-, oficialmente los hispano-estadounidenses también rememoran no sólo aquellas gestas, sino celebran las tradiciones y culturas que remiten a España, América Latina y el Caribe. Dos tejanos tuvieron vela en el entierro: a tono con la era de los derechos civiles, el gobierno de Lyndon B. Johnson declaró primero la Semana Nacional de la Herencia Hispana hace 46 años; y luego en 1989, durante el gobierno del primer George Bush, el Congreso la extendió un mes, del 15 de septiembre al 15 de octubre.

 

Coincidentemente, el mes incluye el aniversario de la llegada de Cristóbal Colon al continente americano –aunque nunca haya puesto pie en Estados Unidos- a mediados de octubre. Pero ya en muchos lugares, como en las ciudades de Berkley o Minneapolis, el “Día de Colón” –originalmente creado para celebrar la herencia italiana- se ha eliminado de las celebraciones y remplazado por el “Día de los Indígenas”, el segundo lunes del mes de octubre.

Los Alegres Bailadores, Saint Paul
Los Alegres Bailadores, Saint Paul

Nada más simbólico que esto, cuando se sabe que en los textos escolares y en la narrativa histórica –así como en múltiples espacios que van desde los medios de comunicación hasta los espacios de toma de decisión- seguimos estando sub-representados y de alguna forma invisibles, a menos de que por razones políticas se evidencien crisis como la de los menores indocumentados del triángulo norte centroamericano que acapararon las noticias este verano.

En todo caso, si la demografía es el destino, como argumentaba el filósofo francés y padre de la sociología, Auguste Comte, entonces se podría decir que la población hispana o latina en los Estados Unidos goza de buena salud y marca el norte, distante, pero seguro. Con 54 millones y representando 17 por ciento del total de la población de este país, es la principal minoría étnica o racial. Según datos de la oficina del Censo, se estima que sumarán casi 129 millones y constituirán el 31 por ciento a mediados de este siglo.

 

Los hispanos de origen guatemalteco representamos a penas el 2.3 por ciento. Y si bien somos la sexta comunidad de dicho origen en el país, somos una minoría dentro de la minoría, cuando  se compara con aquellos de ascendencia mexicana (66 por ciento) o puertorriqueña (9.4 por ciento). Por otro lado, según un último conteo de 2007, la pequeña y mediana empresa hispana (2.3 millones) le inyecta $350.7 billones a la economía estadounidense, mientras que participación en el mercado laboral es del 67 por ciento.

Sin embargo, en otros indicadores socioeconómicos, las disparidades con el conjunto de la población son más marcadas: el salario anual medio es de $39,000 vs. el promedio nacional de $51,000 y el porcentaje de la población en pobreza es el doble del nacional, poco más del 25 por ciento. Un buen porcentaje de latinos también se quedan atrás con respecto a la cobertura de salud, tasas de participación y rendimiento escolar, o matriculación universitaria.

Pero por mucho que sea el segundo segmento minoritario con mayor crecimiento poblacional (después del asiático) en tanto los números no se traduzcan en votos, la influencia hispana seguirá siendo marginal políticamente para incidir en su agenda, ya sea esta educativa o migratoria. Menos del diez por ciento de los votantes en las elecciones presidenciales del 2012 eran hispanos (8.4%), representando siete por ciento en las del Congreso en 2010.

 

Para las elecciones de noviembre próximo, se estima que en los estados clave donde se decidirá la suerte del Senado, los votantes hispanos representarán sólo entre 3 y 5 por ciento del electorado. Si bien su voz y voto han sido clave en elecciones presidenciales y locales, a nivel del Congreso, su caudal electoral todavía es muy bajo debido a factores geográficos, de edad o carencia de ciudadanía. Aunque ahora el peso no sea significativo, lo será en un par de generaciones puesto que la mayor parte de los niños hispanos han nacido en el país y son automáticamente ciudadanos.

La demografía Y el voto son el destino.

(Originalmente publicado en Plaza Pública, Guatemala)


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