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LA DIETA DIARIA Y LO QUE HASTA AHORA SABIAMOS SOBRE LAS GRASAS

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SAINT PAUL, MN

Se viene abajo la guía clínica que sugería consumir menos grasa en la dieta diaria.

Muchos de nosotros hemos crecido con la certeza de que el consumir grasas animales y algunos vegetales causaría serios trastornos en nuestros organismos, pero principalmente la aparición de coágulos sanguíneos que pondrían en riesgo nuestro sistema cardiovascular. El corazón se vería, en esta visión de la vida, bajo constante amenaza si no reducíamos el consumo de productos grasos.

La sugerencia fue fruto de una famosa guía clínica que se generó a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980. Dicha medida fue sugerida por un grupo de científicos estadounidenses e ingleses, quienes, de acuerdo con recientes hallazgos, lo hicieron sin contar con suficiente eficiencia científica para probar sus aseveraciones. Esto ha sido publicado en la revista en línea Corazón Abierto (Opetn Heart), en su número de febrero de este año.

Las guías dietéticas fueron introducidas en 1977, por parte del gobierno de Estados Unidos, y en 1983, esa ocasión en Inglaterra, con la clara ambición de reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, mejor conocidas como Enfermedades Coronarias del Corazón (CHD), con la reducción del consumo de grasa. Hasta hace muy poco, la idea ha sido considerada como válida con poco o nulo cuestionamiento. El estudio publicado, sin embargo, examina las evidencias sobre el caso en casos controlados de estudio (RCTs) disponibles en los comités regulatorios de Estados Unidos y el Reino Unido en sus respectivos puntos de implementación.

Se trata de un análisis sistemático de estudios que reportan resultados de investigación sobre el tema, que fueron registrados por los RCTs, y que fueron muchos de ellos publicados antes de 1983, y que examinan la relación entre el consumo de grasa en la dieta diaria, el suero de colesterol y el desarrollo de CHD.

Destacan los resultados que muestran que de 2,467 hombres que participaron en seis estudios sobre la dieta diaria, en los que cinco de ellos fueron secundarios de prevención, y uno incluyó participantes saludables. En estos estudios, se registraron 370 defunciones por cualquier causa de mortalidad en los grupos de intervención y de control (preventivo y saludable). La tasa de riesgo (RR) que se obtuvo a partir del análisis de los estudios (meta análisis), se estimó en 0.996, lo que puede traducirse en una baja incidencia del consumo de grasas en la incidencia de muertes.

Entre quienes participaron como personas en riesgo se registraron 207 muertes, en tanto que 216 ocurrieron entre los participantes sanos que formaban parte del grupo control. El análisis muestra que no hay diferencias en el comportamiento de las causas de muerte entre los dos grupos, por lo que no es posible establecer ninguna evidencia científica que justifique la implementación de una política alimentaria. Es decir,

“Recomendación de dieta diaria fueron introducidas entre 220 millones de ciudadanos estadounidenses y 56 millones de ciudadanos del Reino Unido hacia el año 1983, aun sin contar con el apoyo de evidencia científica a partir de las RCTs,” se concluye en el estudio.

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El estudio se encuentra disponible en el sitio http://openheart.bmj.com/content/2/1/e000196, aunque seguramente atraerá la atención de científicos interesados en el área, y no de lectores comunes. Sin embargo, es importante repensar en la importancia de implementar y seguir medidas sanitarias y dietéticas que cuenten con suficiente evidencia que le respalde. De otra forma, podemos cambiar nuestro estilo de vida, sin que ello nos beneficie en realidad.


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