MINNEAPOLIS, MN
La política de hoy es un poco confusa.
Al menos cada dos años en los Estados Unidos se viven procesos electorales y con ello vienen las no declaradas fricciones entre partidos políticos o candidaturas opuestas. Desde el sector privado, se colectan e invierten grandes sumas monetarias para dar salida a sus ideas, posturas, propuestas e imagen. Pero al llegar el momento de hablar de imagen, las campañas se ponen mas interesantes. Especialmente cuando se trata de la imagen de un oponente.
Dentro de las estructuras de cada campaña, debe existir un tiempo, una parte del proceso, supongo, donde se da un escrutinio e investigación hacia la persona de un candidato de un partido opuesto. En estos días, es imperativo que los candidatos tengan todos sus negocios en orden, que al evaluar una candidatura, estos sean abiertos con sus líderes de partido y dejen saber todo sobre sus vidas y en detalle, asegurándose que no hay bultos de peso en el closet que al posiblemente ser expuestos, echen por la borda el trabajo de un equipo entero de especialistas en hacer “estas cosas”, las cosas que se tienen que hacer para asegurarse que un candidato gane una elección.
Todo es parte de un plan, y los candidatos están conscientes de ello, son valientes al saber que tendrán enfrente una lluvia de suposiciones, especulaciones, acusaciones y a las consecuencias de sus actos en la vida pública o privada.
“Soy el candidato y yo apruebo este mensaje”
Esta es la frase que escuchamos al final de cada mensaje de televisión, se tiene que escuchar la voz del candidato, ver la persona, y esta modalidad se estableció para evitar mensajes confusos y de dudosa procedencia, porque era parte de ello, el hacer mensajes que parecieran de un partido y que al final no favorecían al candidato, cuando en verdad estos mensajes provenían de una oposición oculta o de grupos de apoyo a ciertos partidos.
Los medios de comunicación son estratégicos en las consecuencias de una elección, del proselitismo. Y es curioso ver que existe ya un modelo de mensaje, especialmente por televisión, un modelo de ataque o de propaganda. Que hoy día, se base un comercial de televisión en los encabezados o citas que un periódico local haya dado y que se mencione en pantalla cuatro o cinco veces el nombre de este medio local. Que servicios públicos estén atados directamente o indirectamente al resultado de una campaña. Que un comercial de una compañía de seguros se asemeje a un comercial político.
Es una pena que las cosas se estén dando así, y que las luchas por el poder no sean cien por ciento limpias. Es una pena y es un espectáculo, es divertido y es trágico, vergonzoso, válido y moderno a la vez.
Al final del día, estos candidatos, usualmente son gente estupendamente preparada, triunfadores en sus negocios o carreras de servicio público, grandes motivadores y gente que sabe responder a las circunstancias políticas y sociales de su entorno. Gente con amplia experiencia y visión de una administración pública, o líderes que han sabido manejar gigantescos entes corporativos. Gente que quiere servir y que sabe del poder de servir, gente que participa en esto y sabe separar su privacidad no política para continuar y aspirar a esa posición que le permitida servir y dar el siguiente paso en el propósito de su vida.
