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¿Y PARA CUANDO LAS MERECIDAS VACACIONES?

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SAINT PAUL, MN

Vacaciones: ¿cuándo, cómo, dónde?

Es una realidad que todos nos consideramos merecedores de unas buenas vacaciones luego de haber trabajado con ahínco y tesón a lo largo del año entero. Y más aún si pensamos en lo frío que resulta permanecer en Minnesota durante el invierno. Hace no mucho tiempo, muchos eran los que lograban planear un viaje a zonas más templadas, incluso fuera del país, o bien tomar el auto y aventurarse a alguno de los estados del sur.

Hoy, vemos con envidia de la buena a aquellos amigos en nuestro Facebook que han sido afortunados para lograr montarse en el avión y viajar a Guatemala, a México, a Colombia, a España… Y nos vemos a nosotros mismos, como acaso se ven la mayoría de quienes trabajan en este segmento del año, con tal sobrecarga de trabajo que no podemos ni pensar en un destino vacacional. Acaso eso sea la consecuencia de una crisis que golpeó sin misericordia a todos los trabajadores de este país, y de la que aún no nos sentimos completamente fuera.

En recientes conversaciones, ha sido común escuchar a amigos y colegas señalar que no han usado sus días de vacaciones en su totalidad, “guardando” muchos de ellos para otra ocasión. Y la misma situación se vive entre quienes han sido acaparadores de vacaciones por mucho tiempo; es decir, quienes tienen tiempos compartidos en Zihuatanejo, en Cancún o en las Bahamas. En muchos casos, ellos, quienes solían pasar dos o tres semanas en esos resorts, se han visto obligados a buscar quien les rente sus tiempos compartidos, o bien han decidido dejar pasar los días que les correspondería estar ahí.

La demanda de trabajo lo explica en gran medida, dado que en estos días, muchos negocios han aprovechado para continuar con proyectos importantes a fin de consolidar las finanzas internas y prever que, en caso de que la crisis económica vuelva, no cuenten con un colchón o reserva para enfrentarla. En otros casos, algunos trabajadores han observado cómo el viajar ha significado la pérdida del empleo para algunos de los colegas, en esos tiempos difíciles que recientemente, y aun aparentemente, han pasado.

Así, muchos trabajadores argumentan que prefieren no tomar sus días de vacaciones en un momento dado, a fin de guardarlos para otra ocasión, y así poder tomar un período más largo. Pero, de acuerdo con una reciente investigación sobre el caso, presentada por el diario Star Tribune, es el sentimiento de que simplemente no pueden salir de vacaciones el que más pesa al momento de decidir.

“Nos obligamos muchísimos nosotros mismos como ciudadanos de un país que trabaja duro,” dice Amy Falink, una profesional en recursos humanos y maestra por asignatura en la Escuela de Negocios Carlson de la Universidad de Minnesota. “Mucho de ello es cultural.”

A ello se añade el que el tiempo de vacaciones es en realidad muy corto, fluctuando de acuerdo a los propios lineamientos de cada firma u organización. En un análisis comparativo, Estados Unidos es el único país, entre los países desarrollados, en el que las vacaciones pagadas para los trabajadores no existen por mandato gubernamental. Por cuanto a la duración, cuando un trabajador en promedio tiene 10 días para disfrute de sus vacaciones en los Estados Unidos al año, el mismo trabajador contaría con al menos 30 días. Cerca del 25 por ciento de los trabajadores de este país no reciben incluso vacaciones pagadas, incluso contando los días de fiesta.

Esa cultura del trabajo en EUA explica el por qué los trabajadores incluso no disfruten de los días de vacaciones a los que tienen derecho. En muchos casos, se ha dicho que los empleadores dan señales de desagrado ante la posibilidad de que sus trabajadores tomen dicho tiempo de esparcimiento. Se teme que se pueda incluso perder el empleo y que al volver uno se encuentra otra persona ocupando el espacio que uno dejó, pensando que era sólo temporalmente, y para “recargar las baterías.” También la presión de los colegas en el trabajo es un elemento que pesa al decidir qué hacer con los escasos días de asueto que nos corresponden, y uno concluye acumulándolos, o perdiéndolos, según sea el reglamento interno en cada organización.

Una condición más que se nos impone al buscar mantener nuestros empleos, y que nuestras familias han de ver con desagrado, sin duda.


 

Buen cierre en la economía, nacional y local.


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