MINNEAPOLIS, MN
Pocos lo sabían pero existe, una conexión en la vida de Jose Jose con el estado de Minnesota.
Corrían los años 90 época de apertura y de paso a una nueva etapa de modernidad, después de los brillantes años ochentas. Consolidado, querido pero olvidado más por sí mismo, el artista había pasado ya por una segunda, quizá tercera etapa de éxito total pero vivía también nueva etapa de fracaso en su lucha contra el alcoholismo.
José José lo había perdido todo. Su fama, su matrimonio, sus hijos, su fortuna y encontraba consuelo en la noche ocultándose en desesperación bajo el manto bebida.
El que fue millonario y príncipe, buscaba resguardo a su penar y albergue para pasar la noche, el artista deambulaba en un taxi las noches por toda la ciudad de México, acompañado por otras dos o tres almas perdidas que le ofrecían amistad, seguridad y la oportunidad para seguir bebiendo hasta perderse.
José José estaba muy mal, y eso fue evidente en un concierto donde fue invitado a ser homenajeado, llegando borracho, ebrio cayendo en vergüenza ante grandes amigos que no podían creer como un hombre tan grande había caído tan bajo. Para José ese fue tal vez uno de sus peores fracasos.
Tendido en la miseria, el príncipe vivía olvidado en un pobre rincón de Tulyehualco, arropado por dos prostitutas quienes le ayudaron al menos a sobrellevar sus malestares causados por los fríos de esas noches de dormir en la calle.
A José José le quedaban algunos amigos, fueron dos ellos en especial los que acudieron a su rescate. El periodista Ricardo Rocha junto con tres o cuatro personas más, convencieron y sin dejarle negarse trajeron personalmente al “Príncipe de la Canción” a las ciudades gemelas, sí a la ciudad de Minneapolis Minnesota.
Tomado hasta mas no poder, el cantante de los éxitos, el de los millones de discos vendidos que dependía totalmente del alcohol, logro entrar a un avión con su botellita, y desde un hotel de Minneapolis se traslado, también con su botellita en mano, hacia una ciudad pequeña al noreste, ciudad llamada Center City donde se encontraba la clínica llamada Hazelden, conocida también como la “Universidad de las adicciones”. De prestigio internacional esta clínica también ha sido el lugar de recuperación de muchas otras luminarias, y ese fue el lugar donde finalmente el talentoso artista logró reencontrarse con la sobriedad.
Al salir, el hombre que llego pesando tan solo 40 kilos volvió paulatinamente a ser él mismo, a vestir de gala y deleitar por completo a las audiencias, el hombre vivió para contar su historia y elevar su leyenda.
Fueron 32 días los que duró esta terapia, 32 días de reconocimiento para el querido hombre, de aprendizaje forzoso del inglés y de recuperación de la dignidad a través de la humildad. Ocupándose en leer, aprender, ayudar con las labores en la clínica. Un príncipe que barría, limpiaba y que aprendía nuevos oficios y recupero fuerza para comenzar de nuevo a vivir a partir de sus 32 días en Minnesota.