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EL DECISIVO VOTO LATINO, UNA INCÓGNITA QUE BIDEN TODAVÍA INTENTA RESOLVER

El decisivo voto latino, una incógnita que Biden todavía intenta resolver

MINNEAPOLIS, MN

Fueron vitales en el triunfo de Barack Obama en 2008 y 2012 y su menor participación lastró las opciones de Hillary Clinton en 2016. Ahora, el incierto apoyo de los latinos, convertidos ya en el mayor grupo minoritario con derecho al voto, siembra dudas sobre las opciones del exvicepresidente Joe Biden de ganar las elecciones de noviembre próximo.

Las voces de alarma sobre la falta de entusiasmo de los latinos por la campaña del presumible candidato demócrata a la Casa Blanca se escuchan cada vez más.

“Se sabe que para ganar las elecciones necesitas llevarte el 70 % del voto latino”, explica a Efe el estratega demócrata José Dante Parra.

Y ahí surge la preocupación de su partido, pues la última encuesta de Latino Decisions muestra un apoyo a Biden del 59 % de los posibles votantes hispanos, por un 22 % que iría para el presidente Donald Trump, mientras que los demás se mostraron indecisos.

“Hay mucho camino a recorrer para llegar” al 70 %, dice Parra, quien colaboró en 2012 en la campaña presidencial de Obama, que aquel año se hizo con el 68 % de los votos latinos y cuatro más tarde cosechó el 71 %, según datos del centro de estudios Pew.

NUBARRONES NEGROS EN LAS ENCUESTAS

La encuesta de Latino Decisions muestra una preocupante tendencia a la baja, porque los datos de otro sondeo hecho a mediados de febrero por Latino Decisions apuntaban una diferencia mucho mayor, con 67 % para Biden y un 22 % para Trump.

Y quizás con ese 67 % tampoco le llegaría, pues es la misma cifra que en 2016 obtuvo Hillary Clinton, que tampoco logró impulsar la participación de los latinos.

Según cifras de la Oficina del Censo, la tasa de votación de los latinos en 2016 fue del 47,6 %, por el 48 % en 2012, a pesar de la anticipada ola de hispanos que se presuponía iba a votar por el encendido discurso antiinmigrante de Trump.

La intención de voto tampoco es alentadora y de enero a abril cayó 13 puntos porcentuales (60 % contra 73 %), en una cifra que, a la postre, siempre suele ser mucho más baja el día de las elecciones.

DUDAS SOBRE LA ESTRATEGIA DE BIDEN

La campaña de Biden “tiene mucho trabajo por hacer” con los hispanos, dice a Efe la peruana Lorella Praeli, directora para asuntos hispanos de la campaña de Hillary en 2016.

“Aún no sentimos que nuestra comunidad sea central en la estrategia, pero estamos a mediados de mayo y la campaña tiene la oportunidad de rectificar y reorientar”, opinó.

En este sentido y ante las críticas vertidas por activistas, políticos y grupos de presión latinos sobre la ausencia de un plan para los latinos, Isabel Aldunate, portavoz hispana de Biden, dijo que la campaña toma a esta comunidad latina “en serio” y planifica invertir “tiempo y recursos sustanciales para competir por cada voto”.

“Los latinos están a punto de ser quienes marquen la diferencia en esta elección”, añadió Aldunate. “Vamos a invertir recursos estratégicamente y no sólo en los estados más competitivos sino en los sitios donde hay crecientes poblaciones latinas”.

Un problema de larga data para quienes buscan el llamado “voto latino” con 32 millones de posibles electores, es que ésta es una población fragmentada tanto porque proceden de países diferentes, como por los intereses distintos de quienes han vivido décadas en este país y quienes son ciudadanos más jóvenes.

En repetidas ocasiones Biden ha dicho que en los primeros días de su primer día de su presidencia enviará al Congreso “un proyecto de ley que dará una senda a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados”.

Pero Praeli recordó que aunque el tema migratorio es “muy cercano” para casi el 45 % de los votantes latinos, la inmigración no es lo que define a esta comunidad y los asuntos que más les preocupan son los mismos que a todos los estadounidenses: el empleo, la economía, la educación y la sanidad.

Aldunate dijo que trabajan ya “muy estrechamente” con dirigentes comunitarios para entender los “problemas que les ocupan” a los latinos, así como en “grupos de base específicos por nacionalidad”, entre las que citó a cubanos y puertorriqueños, aunque la gran mayoría de los latinos son de origen mexicano, con unos 37 de los 60 millones de hispanos que viven en EE.UU.

BIDEN NO CONVENCE ENTRE LOS JÓVENES LATINOS

Otro problema son los jóvenes latinos que apoyaron a Bernie Sanders.

En las primeras citas del proceso de primarias, en los estados donde el voto latino tenía más peso, los hispanos mostraron más afecto por su principal rival, el “tío Bernie”, especialmente entre el electorado más joven, lo que es un grave problema si se tiene en cuenta que el 61 % de los votantes latinos es menor de 35 años.

Y en plena crisis de la pandemia del coronavirus, con la campaña prácticamente paralizada, Biden tiene que hacer un esfuerzo mayor si cabe por llegar a este grupo con unas herramientas que hasta la fecha le son más propicias a su rival, un Trump mucho más “viral” en las redes sociales.

Praeli señaló que “éste es un electorado que está cambiando, el 50 % son ‘millenials’ o más jóvenes, lo cual no era verdad hace cinco o diez años”.

“Somos un electorado bastante joven y que requiere una aproximación con tácticas diferentes”, agregó. “Estamos en el teléfono, en internet. No miramos los medios tradicionales”.

CAMPAÑA DIGITAL

Coincide con ella Parra, que apunta que la campaña necesita “agilizarse en los medios digitales”, en su opinión la única manera de llevar una campaña en tiempos del coronavirus.

Para revertir esta situación, Biden se ha asegurado ya el apoyo público de relevantes figuras jóvenes como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, a quién puso al frente de un grupo sobre la lucha contra el cambio climático, un tema importante entre los “millenials”.

El exvicepresidente tiene en los latinos una oportunidad de dar un duro golpe a su rival si gana en estados con gran presencia hispana como Arizona, Florida y Texas, ahora en manos republicanas.

En caso contrario, solo le queda recuperar estados como Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, que Clinton perdió en 2016, y no dejarse arrebatar ninguno de los que la exsecretaria de Estado ganó entonces.


 

 


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