ROSEVILLE, MN
El Mundo Jurásico que no queremos ver, pero que todo el mundo desea ir a ver.
Corría el año 1993 cuando el mundo se maravilló con una idea innovadora: qué tal si pudiese desarrollarse la ciencia a tal grado que, mediante manipulación genética, pudiese recrearse la vida de los dinosaurios. Y qué tal si esto pudiese traducirse en un enorme parque de atracciones, ante el que Disneylandia quedaría como un juego de niños. Han pasado ya 22 años, y quienes atestiguamos y disfrutamos de dicha propuesta, mantenemos en nuestra memoria miles de imágenes, como las de los dinosaurios corriendo en las praderas de la isla, o bien ver al aterrado Jeff Goldblum, como el Dr. Ian Malcom, sentado en un baño portátil tratando de evitar ser devorado por el Tiranosaurio. No olvidamos a Sam Neill y Laura Dern, Drs. Alan Grant y Ellie Satler, excavando fósiles en Africa, antes de dirigirse al parque jurásico a colaboras con John Hammond, millonario extravagante que construyera el parque.
Tuvimos tres secuelas, las cuales pueden pasar al olvido. Nunca segundas partes fueron buenas (acaso con contadas excepciones como El Padrino), y ese fue el caso de Parque Jurásico. Hoy, el mismo Steven Spielberg, mismo productor y director de la original, nos ofrece el Mundo Jurásico. Una historia que retoma lo que quedó a partir de la primera cinta, y que se presenta como un nuevo intento por hacer de los dinosaurios una atracción turística en la Isla Nublar (misma de la primera cinta), en Centroamérica. Turismo que llega a disfrutar de atracciones muy costosas, y que se traducirá, según esperan los inversionistas, en grandes dividendos.
La historia transita en la ruta de lo enteramente predecible: un mundo fantástico que despierta ambiciones que van mucho más allá de lo que quienes le diseñaron habrían pensado; la presencia de un ambicioso personaje que busca convertir la experimentación en dinosaurios en posibles armas letales para la guerra; la presencia de una mujer, Claire (interpretada por la bella Bryce Dallas Howard), quien trabaja duro y bien, sin imaginar que la maldad crece a su alrededor al hacerlo; el pre-destinado héroe Owen (en la persona de Chris Pratt, quien nos sorprendió gratamente con su papel en Guardianes de la Galaxia), que salvará al mundo, a partir de su capacidad de “relacionarse” con los temibles velociraptors.
Y no faltan los niños, como en el primer parque, ahora sobrinos de Claire, Gray y Sach (Ty Simpkins y Nick Robinson), que estarán expuestos al nuevo y temible monstruo, un T-Rex con esteroides y con DNA de otros muchos dinosaurios (incluido algo de velociraptor), que es sumamente inteligente y fuerte. Los chicos resultan ser más afortunados o capaces que los mismos guardias que cargan consigo letales armas, y logran lo que muchos no han de hacer. Todo ello, repito, dentro de lo predecible.
Sin embargo, la secuela es muy bien armada, los efectos especiales, aun sin llegar a ser tan impactantes como lo fueron en Parque Jurásico, muestran alto grado de credibilidad y las persecuciones a las que son expuestos los personajes principales, llenos de vértigo y alta carga de adrenalina. Una secuela que sin duda reivindica los aportes de la primera de la serie, al hacer múltiples referencias a la misma, con la aparición de los viejos jeeps o armas abandonados en una bodega. Así, el director Colin Trevorrow entrega a quienes hicieron de Parque Jurásico un hito en la historia cinematográfica, una versión disfrutable de principio a fin.
El poder gozar de la cinta en 3D, otorga un elemento adicional a la narrativa, ofreciendo la sensación de estar en ese nuevo Mundo Jurásico, y en momentos estando a punto de ser devorados por alguno de los nuevos temibles dinosaurios. La historia presenta veladas críticas al sistema capitalista y a la busca de ganancias a costa de cualquier cosa, incluso vidas. También ofrece una tenue queja en contra de los cuerpos de defensa, al subrayar la obsesión por lograr nuevas y más letales formas de aniquilamiento. Pero prevalecen también los temas de relaciones amorosas, del valor de la familia, de la comunicación, y la educación: la tía llega a arrepentirse de dar mayor atención a su trabajo que a sus sobrinos que le visitan en el parque de atracciones, cuando toma cuenta de lo que ha ocurrido. Ella misma se transforma en una mujer capaz de acciones heroicas ante las circunstancias.
Con todo ello, el Mundo Jurásico nos trae a la pantalla grande (no la tuya de 50 pulgadas) una disfrutable historia, completando lo que habría quedad pendiente para quienes disfrutamos el Parque, y dando la misma oportunidad a los jóvenes de hoy que no la vieron sino en video o por cable, pues no habrían nacido entonces. Así que 20 años parecen no haber sido nada, como cantaba Gardel, por lo que no hay que perderse este nuevo Mundo Jurásico.
