Brooklyn Park, MN
La expolicía que este fin de semana mató al joven afroamericano de 20 años Daunte Wright en Minesota fue detenida este miércoles e imputada por un delito de homicidio involuntario.
El arresto de Kimberly Potter, que es blanca y llevaba 26 años en el Departamento de Policía de Brooklyn Center (un suburbio de Mineápolis), llega un día después de su dimisión del cuerpo y tras tres noches de enfrentamientos y protestas en la ciudad.
Potter está detenida en la prisión del condado de Hennepin a la espera de una primera audiencia en la que un juez podría fijar su fianza. Mientras tanto, en Brooklyn Center, la Policía ha fortificado la vivienda familiar de Potter rodeándola con una valla y barreras de hormigón ante posibles protestas.
El cargo de homicidio involuntario acarrea una pena máxima de 10 años de cárcel en Minesota; aunque al carecer Potter de antecedentes, de llegar a ser condenada la sentencia podría ser bastante menor.
La imputación de este delito parece indicar que la Fiscalía está de acuerdo con la versión policial de que la muerte de Wright fue accidental al confundir Potter su pistola táser, la que realmente pretendía usar, con su arma reglamentaria.
El abogado de los Wright, Ben Crump, que suele representar a las familias de afroamericanos muertos a manos de la Policía en Estados Unidos como George Floyd o Breonna Taylor en sus millonarias demandas civiles, señaló que “aprecia que los fiscales busquen justicia para Daunte, pero ninguna condena devolverá a esta familia su ser amado”.
“Esto no fue un accidente. Esto fue un uso de la fuerza ilegal, intencionado y deliberado (…) alguien con 26 años de experiencia en el cuerpo sabe la diferencia entre un táser y un arma de fuego”, añadió Crump.
UNA MUERTE MÁS
Horas después de la muerte de Wright este domingo, la Policía de Brooklyn Center hizo públicas las imágenes de la cámara corporal de la agente, en las que se escucha una voz femenina, perteneciente a Potter, repitiendo la palabra “táser” tres veces antes de apretar el gatillo.
Acto seguido la misma voz exclama: “Mierda, acabo de dispararle”, mientras el coche conducido por un Wright herido de muerte se aleja antes de estrellarse.
Eso ocurrió instantes después de que Wright lograse zafarse de los policías que estaban intentando detenerlo en un control al percatarse de que el joven, que deja huérfano a un hijo de 2 años, tenía órdenes de captura en su contra.
La muerte de Wright sucedió en una ciudad -Mineápolis- con los ánimos caldeados desde que otro policía blanco, Derek Chauvin, matase en mayo del año pasado a George Floyd, lo que provocó un enorme movimiento de protestas raciales a lo largo y ancho del país que puso contra las cuerdas al entonces Gobierno de Donald Trump.
CHAUVIN, A JUICIO
Precisamente, el juicio contra Chauvin está en su recta final en Mineápolis tras haber entrado en su tercera semana con el turno de los testigos llamados por la defensa del expolicía.
Un forense jubilado testificó este miércoles que cree que Floyd murió por una “arritmia cardíaca”, contradiciendo versiones escuchadas por testimonios de la acusación que apuntaron a un “paro cardiopulmonar” provocado por la presión que ejerció sobre su cuello la rodilla Chauvin.
“En mi opinión, Floyd tuvo una arritmia cardíaca repentina debido a su enfermedad cardíaca aterosclerótica e hipertensiva durante su inmovilización y sometimiento por parte de la policía”, indicó el exforense David Fowler.
Uno de los argumentos principales de los abogados de Chauvin es que la muerte de Floyd no fue culpa de la presión que el exagente ejerció sobre el cuello de la víctima, sino que tuvo que ver con su hipertensión, el consumo de opiáceos y el estrés del momento del arresto.
Chauvin fue despedido de la Policía de Mineápolis y durante el juicio está acusado de los delitos de asesinato en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado, este último el mismo que el de Potter.
De ser declarado culpable del más grave de estos delitos podría ser condenado hasta a 40 años de prisión.