MINNEAPOLIS, MN
Voces de protesta y descontento de defensores de los inmigrantes se escucharon este jueves alrededor del país tras el segundo rechazo de la “árbitro” del Senado al plan migratorio de los demócratas, que bloqueó el camino a la legalización y ciudadanía de millones.
Las manifestaciones de rechazo a lo que está pasando en el Senado estadounidense con un plan de reforma migratoria se dieron en ciudades como Los Ángeles, San Francisco y Washington, donde decenas se agolparon para expresar su frustración y exigir a los líderes demócratas y al Gobierno del presidente Joe Biden que cumplan sus promesas de campaña.
ENOJO Y DESCONCIERTO
“Estamos en un desconcierto total sobre lo que está pasando en Washington”, dijo a Efe Salvador Sanabria, director de la organización El Rescate, basada en Los Ángeles. Agregó que la comunidad inmigrante está muy enojada.
Sanabria se refirió a la decisión tomada por Elizabeth MacDonough, la encargada de interpretar el reglamento del Senado de Estados Unidos, que por segunda vez determinó que los demócratas no pueden incluir su reforma migratoria en un plan social de 3,5 billones de dólares que quieren aprobar en solitario a través de un mecanismo llamado “reconciliación”.
Tras un primer rechazo, los demócratas habían prometido usar “un plan B” y echaron mano de la “Ley de Registro”, una norma de 1929 que en cuatro ocasiones ha permitido que indocumentados accedan a la residencia permanente. La última vez fue en 1986 bajo el Gobierno del presidente republicano Ronald Reagan, cuando se determinó que podrían ampararse bajo esta ley todos aquellos inmigrantes que hubieran llegado a EE.UU. antes de 1972.
Esta vez, los demócratas proponían cambiar la fecha a 2010, lo que habría permitido regularizar a 6,7 millones de indocumentados, según la organización FWD.us. Pero MacDonough determinó que la propuesta no cumple con los requisitos para ser incluida en el plan de gasto, dándole un gran golpe a la promesa de una reforma migratoria que abarque a millones.
IGNORAR AL ÁRBITRO
Angélica Salas, directora la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), dijo en un comunicado que los argumentos de MacDonough siguen siendo “especulativos y políticos”.
Sanabria fue más allá al asegurar que la “negociación ya estaba hecha y se sabía que MacDonough se negaría a incluir la reforma migratoria en el plan de gasto”.
Salas subrayó que los demócratas en el Congreso están a cargo y MacDonough “no es una funcionaria elegida ni puede tener la última palabra”.
La frustración llevó esta mañana a activistas en San Francisco a bloquear el famoso puente Golden Gate. La acción, convocada por Bay Area Coalition for Economic Justice y Citizenship for All, mantuvo el tránsito de esta importante vía bloqueado por cerca de una hora.
La Patrulla de Caminos de California remolcó varios autos e hizo cinco arrestos.
Mientras, en Los Ángeles los manifestantes se concentraron en las oficinas de la senadora Diane Feinstein, donde representantes de más de 20 organizaciones e inmigrantes indocumentados se hicieron presentes para pedir a los líderes demócratas de la Cámara Alta que “no escuchen la opinión de MacDonough y en su lugar apoyen las contribuciones de los inmigrantes”.
Un llamado similar se llevó a cabo en Washington DC, donde un grupo de activistas llegó frente al Capitolio. Las congresistas Cori Bush y Alexandria Ocasio-Cortez se hicieron presentes en la acción convocada por United We Dream Action. También se registraron acciones en Chicago para presionar a los demócratas.
NO MÁS EXPECTATIVAS
Ante los tropiezos que se han dado en las últimas semanas, Sanabria también hizo un llamado a los demócratas para que sean “sinceros”.
“No podemos seguir mintiéndoles a los migrantes. Hay que decir la verdad y no crear falsas expectativas. Ese juego político de ‘lo intentamos’ ya es demasiado conocido”, manifestó Sanabria, quien recordó las décadas que los inmigrantes llevan tratando de empujar una legalización.
El Congreso lleva 35 años sin aprobar una ley que permita a un gran grupo de inmigrantes acceder a la ciudadanía.
La última vez fue en 1986, cuando el entonces presidente Reagan firmó una ley que permitió regularizar a tres millones de inmigrantes indocumentados.
Al respecto, Salas enfatizó que los “demócratas, incluida la vicepresidente Kamala Harris y el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, “deben hacer lo que puedan para cumplir con nuestras comunidades y cumplir su promesa”.