MINNEAPOLIS, MN
El anuncio de este martes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de la suspensión de los grandes operativos migratorios en lugares de trabajo es un cambio “cautelosamente positivo”, pero puede dar paso a “redadas invisibles”, alertó un experto consultado por Efe.
“La perspectiva de tener menos redadas bajo la Administración Biden en comparación con la era de Trump es un cambio positivo para los inmigrantes, pero uno que debe tomarse con cautela”, dijo a Efe David Hernández, director de participación comunitaria en el Mount Holyoke College en Massachussets.
Pero, en su opinión, poner fin a estas redadas y permitir la discreción de la fiscalía para los migrantes ayudará solamente a una “pequeña porción” de los inmigrantes detenidos por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE)”, sostuvo este catedrático que ha investigado sobre las redadas para diversas publicaciones académicas.
Específicamente, la desaparición de las operativos de gran alcance significa, en su opinión, la posible implementación de “redadas invisibles” o “redadas silenciosas”, como ya sucedió durante la administración del presidente Barack Obama, cuyo vicepresidente fue precisamente Joe Biden.
La abogada de inmigración Sonia Parras Konrad también se mostró a favor de la medida de Biden que, sobre todo, en su opinión, permitirá que el foco se sitúe ahora en los empleadores de los trabajadores indocumentados.
POSTVILLE EN LA MEMORIA
El 12 de mayo de 2008, durante la presidencia de George W. Bush, se llevó a cabo en Postville, estado de Iowa, la mayor redada de inmigración en la historia de Estados Unidos. Lo peor fue para los inmigrantes y no para sus empleadores.
Ese día, unos 900 agentes federales llegaron al frigorífico Agriprocessors, detuvieron a 398 empleados (la casi totalidad de ellos latinos), presentaron distintos cargos contra 300 y 297 fueron deportados.
“La redada de Postville sacó a la luz el trato inhumano de los inmigrantes victimizados y explotados por el bien económico de unos pocos”, dijo Parras Konrad, que consideró que “a menudo se hizo de la vista gorda ante el pago de salarios deficientes, condiciones de trabajo inseguras, trata de personas y explotación infantil”.
Poco después de la redada de Postville ganó las elecciones Obama, quien detuvo las redadas en los lugares de trabajo, pero, dijo Hernández, “instituyó auditorías en los lugares de trabajo que contrataban a inmigrantes indocumentados, desplazando así a los trabajadores y empujándolos a la clandestinidad.”
Ese nuevo enfoque llevó a “aumentar la aplicación de la ley de inmigración a niveles sin precedentes” que le valieron a Obama el apodo de “deportador en jefe”, a pesar de que estableció prioridades por las cuales ICE debía centrarse en inmigrantes que antecedentes criminales.
El catedrático, que además se desempeña como profesor asociado de Estudios Latinos en Mount Holyoke College, teme que la historia se repetirá ahora con Biden, a quien Hernández coloca “al mismo nivel” que Obama, después de que también haya suavizado recientemente las prioridades de ICE.
¿NUEVO DEPORTADOR EN JEFE?
En su opinión, Biden posee “una eficiente máquina de deportación” creada por Obama y usada de manera “imprudente, retóricamente vulgar y racista” por Donald Trump.
Por eso, aunque este martes el secretario de DHS, Alejandro Mayorkas, indicó que ICE ya no conducirá redadas masivas en sitios de trabajo y que se enfocarán en empleadores que explotan a los indocumentados, ese cambio de estrategia, sostuvo Hernández, diferencia a Biden de Trump, pero no de Obama.
“Mi temor es que, porque la Administración Trump fue tan horrenda y cruel con los migrantes, Joe Biden sea juzgado en relación con Donald Trump en lugar de ser evaluado por hacer lo que es correcto para los inmigrantes”, dijo.
Por ejemplo, citó que la Administración Biden ha mantenido la política conocida como Título 42, medida sanitaria de emergencia que cierra la frontera a quienes buscan asilo con la pandemia como argumento.
“Y recientemente (la Administración Biden) limpió un campo completo de miles de solicitantes de asilo haitianos en una sola semana”, recordó Hernández.
Por eso, aunque quizá ya no se verán redadas como la de Postville poco cambiará “mientras se mantengan vigentes las leyes que criminalizan la entrada no autorizada a Estados Unidos”, dijo.
“Si Biden realmente quiere darle un duro golpe a la era de Trump y terminar con las históricas políticas inhumanas contra los inmigrantes, entonces le debería pedir al Congreso que descriminalice la entrada a Estados Unidos sin inspección”, concluyó.
Y el siguiente gran reto sería, dijo Parras Konrad, una reforma migratoria, ahora más que necesaria que nunca para los empleadores.
“La consecuencia calculada de la Administración es disuadir a los empleadores de contratar trabajadores indocumentados”, dijo la abogada, que apuntó que estos empleadores presionarán para legalizar a millones de inmigrantes trabajadores.