MINNEAPOLIS, MN
Las latinas se cuentan entre los grupos con mayor peligro de desarrollar presión arterial elevada durante el embarazo, riesgo que aumenta aun más con una dieta alta en grasas sólidas, granos refinados y queso, según un estudio divulgado hoy jueves.
El doctor Luis Maldonado, de la Escuela Keck de Medicina en la Universidad del Sur de California, presentó las conclusiones de su estudio en la Conferencia de Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica de la Asociación Estadounidense del Corazón, en Chicago (Illinois).
“Nuestro estudio indica que una dieta con ingesta relativamente alta de vegetales, aceites y frutas, sin almidones, puede reducir la probabilidad de que aparezca la presión arterial alta durante el embarazo”, dijo Maldonado.
El investigador y su equipo analizaron a un grupo de mujeres, en su mayoría latinas de bajos ingresos, y encontraron que “por el contrario, una dieta con ingesta relativamente alta de grasas sólidas, granos refinados y queso puede aumentar el riesgo de preeclampsia”.
Esta condición, conocida también como hipertensión inducida por el embarazo, es un síndrome específico de la preñez que consiste en presión arterial alta después de la vigésima semana de gestación, así como niveles elevados de proteína en la orina.
La condición, que puede ser fatal, incluye señales de daño en hígado y riñones.
Según el estudio, las latinas se cuentan entre varios grupos con riesgo más alto de desarrollar trastornos en la presión arterial durante el embarazo.
Los investigadores en el equipo de Maldonado analizaron los datos sobre 464 mujeres embarazadas con edad promedio de 29 años, en un contingente en el cual predominaban las latinas de bajos ingresos que viven en Los Ángeles.
A las participantes se les consultó sobre sus dietas, y la información que proporcionaron se clasificó en dos patrones dietéticos diferentes.
Uno de los patrones incluyó una proporción elevada de grasas sólidas, granos refinados, queso y en grado menor azúcar agregada a los alimentos, carnes y productos de carne procesados.
En el otro patrón las dietas mostraron una proporción mayor de vegetales sin fécula, aceites en la forma de grasas presentes naturalmente en las frutas secas, semillas, pescado, aceites no hidrogenados, así como frutas, yogurt, granos integrales y proteína de soya.
En términos generales, el análisis mostró que 21,6 % de las participantes desarrollaron al menos un trastorno hipertensivo durante el embarazo.
Pero 25 % de las mujeres con mayor proporción de grasas sólidas, granos refinados y queso en sus dietas resultaron 3,5 veces más propensas a trastornos de hipertensión en comparación con las que dieron cuenta de un consumo menor de esos alimentos.
Asimismo, 25 % de las mujeres que dieron cuenta de la segunda dieta tuvieron menos probabilidades de desarrollar preeclampsia.