CIUDAD DE MEXICO
Al luchador Felino le costó ocho meses acostumbrarse a los sucesos paranormales que ocurren en la Arena México, la Catedral de la lucha libre mexicana, situada en el centro de Ciudad de México.
El Felino, miembro de la histórica dinastía de luchadores Casas, se entrena desde hace más de 15 años por las madrugadas en el gimnasio la nueva Arena México, donde se hicieron leyendas El Santo y Blue Demon.
El oriundo Ciudad de México suele llegar antes de la medianoche al recinto propiedad de la empresa Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) y termina su rutina pasadas las dos de la mañana.
Para llegar al gimnasio, el hermano del Negro Casas atraviesa 300 metros en soledad y oscuridad por el inmueble ubicado en la colonia Doctores.
En el trayecto, con frecuencia el Felino escucha las voces y risas de compañeros fallecidos como Emilio Charles Jr., quien murió en 2012.
“Antes me asustaba, pero ahora solo digo: ‘Ay, Emilio, vienes con tus bromas otra vez’. Me doy calma porque no debo entrar en pánico”, explicó a EFE el gladiador, con más de 30 años como luchador del CMLL.
Además de los ruidos, ‘el luchador más rápido’ suele ver luces en los pasillos.
“Parecen ojos de gatos. Sí hay gatos en la arena, pero no como para que estén observándome. Lo chistoso es que cuando me acerco, se apaga la luz”, confiesa.
Jorge Luis Casas Ruiz, nombre de pila de ‘Felinosky’, se persigna y reza previo a entrar al gimnasio, para no ver sombras en los espejos.
“Lo que más me atemorizó fue una vez que estaba en el gimnasio. Por la hora, no debía haber ruidos. Al cambiarme de ropa, escuché cómo dejaban caer las pesas: Había un ring al fondo donde se escuchaban a luchadores que se entrenaban. Las tarimas vibraban”.
El Felino no es el único esteta del CMLL que se ha topado con apariciones en la arena. El exluchador Tigre Metálico, ahora referí, también ha tenido experiencias en los entrenamientos.
“Un sábado en el gimnasio mientras me bañaba me apagaron el estéreo, lo prendí y luego lo desconecté. Aún así se prendió el sonido. Sentía miedo y quería bajar desnudo; hubo un bajón de temperatura, mucho frío”, dijo a EFE el ‘El Pedro Infante de la lucha libre’.
Salvador Mungia, nombre de El Metálico, consideró que los seres paranormales pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier parte de la catedral.
Él se ha encontrado a un amigo fallecido, Goyo, quien murió atropellado en las inmediaciones de la arena.
“Tiempo después de su muerte iba rumbo al gimnasio y vi a alguien caminando con la indumentaria del Goyo, su pelo lacio y forma encorvada. Pensé, ‘se parece al Goyo’. Volví a salir, lo volví a ver y caminé para ver quién era. Cuando me acerqué no había nada”.
Último Guerrero, uno de las principales figuras del CMLL, agradece no haber tenido encuentros con fantasmas.
‘El luchador de otro nivel’ ha oído la leyenda de los enanos trabajadores del Circo Atayde, que antes tenía funciones en la arena. Se pasean por la parte alta del recinto. También escuchó sobre la aparición de una niña que asistía a clases en la escuela derrumbada para construir en 1956 la nueva Arena México.
“Hay una foto en la que aparece una niña en su uniforme. Atrás se ve la imagen. Cuenta la leyenda que aquí donde se construyó la Arena México había una escuela. La foto la sacaron antes de iniciar una función de hace 10 o 15 años”, reveló a EFE.
Hugo Monroy, historiador de la catedral, cree que la explicación de tantas apariciones es la energía que guarda el inmueble, que suele tener más de 5.000 aficionados en cada una de las tres funciones semanales. La mayoría de los trabajadores pasan casi toda su vida ligados a la catedral.
El empleado del CMLL confesó que cada cierto tiempo el sacerdote de cabecera, el exluchador Fray Tormenta, oficia misas y da su bendición al lugar.
Sin embargo, Tormenta no llega con el objetivo de terminar con estas apariciones, ya que en el CMLL no lo ven como un problema.
“Fray Tormenta tiene una sensibilidad y cuando camina siente una energía y cosas, pero solo bendice. Nosotros no lo vemos como algo por resolver”, dice Monroy.