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“LA JUSTICIA SIGUE TOCANDO EN NUESTRA PUERTA” -REP. MARIANI

10306247_671313669600382_1924519581038885018_nSAINT PAUL, MN

“Hace un año, cuando humilde pero insistentemente nos pidió aceptarle en nuestras vidas, abrimos la puerta y dimos la bienvenida a nuestra familia homosexual. Nuestra humanidad común se completo mientras que ellos a quienes habíamos exiliado en la obscuridad, ahora comparten completamente el calor de nuestro fuego de comunidad.

Dejamos entonces a otros, permanecer en el frío  en la obscuridad y en un lugar aparte donde el alma humana llora por el cobijo del otro, por la comunión de la casa donde todos son aceptados y amados. Ellos vienen humildemente creyendo que la humanidad de los que están detrás de la Puerta responderán a su necesidad. Ellos confían, como lo hace la inocencia de un niño, cual presente es en la condición humana, que su historia de dolor y llanto puede movernos a abrir la Puerta y permitirles pasar.

Los Representantes Rod Hamilton, Karen Clark y yo– Demócratas y Republicanos, nos embarcamos en una jornada mas allá de la Puerta para explicar el porque nuestros colegas no la abrirán en esta ocasión. No tuvimos buenas respuestas, solo que continuaremos luchando por la causa. Escuchamos las voces angustiadas al compartir sus historias: la mujer que ha sido abusada y cual ha sido rechazada por la ley al no tener papeles de identidad, la mujer que diariamente durante el invierno de Minnesota, camina con sus pequeños hijos para hacer cosas comunes, las cuales podría hacer de manera mas segura manejando cálidamente, el joven que ha sido parado por la policía por “parecer” alguien que no tiene licencia de conducir.

Con lagrimas, llanto y confusión, ellos compartieron esos momentos de perdida de dignidad. Callamos en humilde silencio, incapaces de justificar la negativa de nuestra comunidad por abrir la puerta. – de pasar una ley que les permitiría ganar el derecho a algo tan básico como lo es el manejar un vehículo de forma segura y dentro del espacio comunitario para llevar a cabo actos simples de vida: trabajar tres trabajos, llevar a los ancianos a las clínicas y niños a la escuela, evitar el caminar en la obscuridad por los violentos vecindarios, para evitar el abuso sexual, para comprar comestibles, ir a los eventos escolares – todas esas cosas que el resto de nosotros ignoramos y que hacemos sin perder la dignidad.

Hay muchos que creen que la Puerta debe permanecer cerrada, que después de todo ellos están aquí como gente indocumentada. Y así, nos convencemos que ellos no merecen un tratamiento de dignidad humana, que son menos humanos que nosotros, quienes deben ser denegados de nuestra mínima cortesía, de hasta esas cosas que simplemente pueden protegerles de peligro.

No es labor del gobierno estatal el decidir el estatus inmigratorio de los inmigrantes. Pero es labor del estado procurar humanidad y proveer seguridad para el pueblo, para la habilidad ordenada de todos los que residen aquí y navegan nuestros caminos, el ser capaz de demostrar a las autoridades que ellos son quienes son y que ellos viven donde ellos viven, respetar nuestras leyes de trafico y poder hacer muchas otras – ciudadanos – a quienes ellos pueden dañar como resultado de un accidente.

 La labor de expedir licencias de conducir es responsabilidad del estado, no es una responsabilidad federal. Es labor del gobierno estatal el asegurar que sus comunidades están seguras. Las hacemos mas seguras al establecer las licencias de conducir para aquellos que pueden responder a los lineamientos de seguridad en los caminos. Es irrelevante el determinar si residen aquí como resultado de su estatus migratorio. Ese interés reside en el gobierno nacional, un interés que han fallado dar seguimiento de forma responsable en virtud de mantener una esquema fallido de ley de migración.

Mientras tanto, esa gente esta aquí. Son vecinos, sus niños juegan con los nuestros en la escuela, reciben honores en High School, se gradúan como lideres de clase, nos ayudan a recoger las hojas en otoño, miran por el bien de la comunidad, alimentan nuestra economía y cuidan a los ancianos.

Y sufren una lesión en su dignidad básica en virtud de la inhabilidad de manejar un automóvil mientras que portan una gran presencia de ayuda en nuestra sociedad.

Ellos están tocando. Y al hacerlo, han renovado mi propia humanidad. Me incline ante su creer en el cuerpo legislativo al cual yo sirvo – La Casa del Pueblo-. Soy mejor al ver su creer en que yo abriré la Puerta. Ese es el regalo que nos espera, porque esa puerta no se abrirla, si no la abrimos juntos.

Hemos abierto la Puerta hace un año, pero hay otros miembros en nuestra familia quienes con amor esperan por nosotros – para abrirnos hacia ellos”.

Representante Carlos Mariani DFL 65B

 


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