MINNEAPOLIS, MN.-
Dos expresidentes, cuatro primeras damas y el propio Joe Biden asistieron este martes al homenaje para despedir a Rosalynn Carter, una ceremonia que diseñó ella misma, que estuvo llena de palabras cálidas y de su música favorita y a la que asistió Jimmy Carter a sus 99 años.
Amigos y familiares de la ex primera dama estadounidense, que falleció el pasado día 18 a los 96 años, la despidieron en la iglesia metodista de la Universidad Emory en Atlanta en una emotiva ceremonia cargada de anécdotas, risas y cariño.
Unos instantes antes del comienzo del evento, que duró cerca de dos horas, entró en silla de ruedas el expresidente Carter (1977-1981), quien desde febrero recibe cuidados paliativos en su casa. Pese a que su deterioro físico es muy evidente, estuvo presente toda la ceremonia en primera fila.
En declaraciones a CNN, uno de los nietos de los Carter, Jason, explicó que aunque está “muy disminuido físicamente” y ya no puede hablar, Jimmy Carter no se “perdería por nada del mundo” la despedida de la mujer de su vida, con la que estuvo 77 años.
“Rosalynn fue mi socia igualitaria en todo lo que logré”, afirmó el exmandatario en un comunicado publicado tras el fallecimiento de su esposa.
El ataúd de Rosalynn Carter, decorado con un enorme centro de flores rosas y moradas, presidió un acto en el que hubo referencias constantes a las mariposas, una de sus grandes pasiones.
Junto con históricas contribuciones en materia de salud mental, entre su legado también deja el Sendero de las Mariposas Rosalynn Carter, fundado en su ciudad natal de Plains, una red de más de 3.000 jardines públicos y privados aptos para los polinizadores.
Al homenaje asistieron el expresidente Bill Clinton, la ex secretaria de Estado y ex primera dama Hillary Clinton, la ex primera dama Michelle Obama –quienes viajaron junto con los Biden en el Air Force One, informó la Casa Blanca-, así como la ex primera dama Melania Trump, entre otras personalidades. Ninguno de ellos participó activamente en la ceremonia.
Asistieron también los cuatro hijos del matrimonio y 11 nietos. Algunos de ellos subieron al altar a hablar, como James Earl ‘Chip’ Carter III, quien contó algunas anécdotas graciosas sobre quien era su “heroína” y mencionó cómo su madre le “salvó la vida” cuando tuvo problemas con las adicciones.
Muy emocionada, Amy Lyn Carter, también hija de la pareja, leyó una de las cartas de amor que Jimmy Carter le escribió a Rosalynn hace 75 años, mientras servía en la Marina.
“Cada vez que estoy lejos de ti, me emociono cuando regreso y descubro lo maravillosa que eres. Mientras estoy lejos, trato de convencerme de que realmente no lo eres, que no podrías ser tan dulce y hermosa como lo recuerdo, pero cuando te veo, me enamoro de ti de nuevo”, apuntó.
En la ceremonia actuaron el Coro de Cámara de la Orquesta Sinfónica de Atlanta, que interpretó las canciones favoritas de la ex primera dama, y los músicos estadounidenses Garth Brooks y Trisha Yearwood, que cantaron “Imagine”, de los Beatles.
Rosalynn Carter tendrá otro homenaje familiar en su ciudad natal, Plains, y su ataúd será llevado luego a la residencia familiar, donde será sepultada.
El pasado mayo se hizo público que Rosalynn Carter había sido diagnosticada de demencia tras dedicar precisamente gran parte de su vida a ser defensora de la salud mental del país.
Hoy lo recordó Jason Carter en la misa. “Si imaginas lo lejos que ha llegado nuestra sociedad en los últimos cinco años en materia de salud mental y piensas que en 1970 decidió abordar el antiguo estigma asociado con las enfermedades mentales, es sorprendente hasta qué punto pudo ver y hasta dónde estaba dispuesta a caminar”, afirmó.
Tras abandonar la Casa Blanca, Rosalynn creó junto a su marido el Centro Carter de Salud Mental, que posteriormente dirigió, y desde 1984 participaba a través del llamado Proyecto Carter Hábitat para la Humanidad en la reconstrucción de viviendas para los más necesitados, en regiones como Haití y Latinoamérica.
En 1987 creó el Instituto Rosalynn Carter para el cuidado (RCI) en la Universidad Estatal de Georgia Southwestern.
Esta faceta le ha hecho meritoria de numerosas distinciones como la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta condecoración civil americana, que recibió en 1999.