Saint Paul, MN. Por Dra. Nancy Alvarez
Tenemos que llenar tres necesidades básicas: aceptación, libertad y amor. Sentirnos amados como somos, no como los otros quieren que seamos. Siempre pongo de ejemplo a mi marido. Es un hombre que casi nunca opina, pero siempre escucha.
Sé que hay cosas que digo constantemente con las que no está de acuerdo, pero nunca me ha pedido “no digas eso, que a mí no me gusta”. Ni tampoco me ha cuestionado por qué soy tan abierta. Él me quiere como yo soy, con mis defectos. Y así mismo yo lo quiero.
Si una gente le ama, pero le exige que sea de tal manera, entonces hay abuso, irrespeto. Sin embargo, claro, si usted es un borracho que llega todos los días dando trompones, tumbando la casa y haciendo escándalos, indudablemente que no lo voy a amar como es. O cambia, o se va de mi vida.
No olvide las cinco libertades de Virginia Satir. Debo decir lo que siento, lo que pienso, tomar mis decisiones, aunque me equivoque. Si quiero tomar una decisión sobre cualquier aspecto de mi vida, pero usted no está de acuerdo, tengo el derecho de hacerlo, de estrellarme y aprender. Soy un ser humano libre. Cuando me caso, pierdo la mitad de mi libertad, pero el otro 50% sigue ahí.
También podemos hablar con nuestros amigos y decirles: “eso que hiciste no me parece bien”, “creo que va a traer problemas, soy tu amiga y debo decirte que sopeses la decisión que tomaste”. Cuando queremos un amigo, lo ponemos frente al espejo, pero no lo rechazamos. Le animamos a pensarlo, a buscar ayuda, en caso de ser necesario.
Tengo derecho a estar en desacuerdo con alguien, pero siempre puedo ponerme en sus zapatos e intentar comprenderlo.
La pareja es un espacio para llenar las necesidades de otro, y ese otro llenarlas de usted. No es un espacio donde una mujer va a decir: “llegué a los 50 y decidí que no tendré más sexo contigo y por 10 años así será”.
¿Qué es esto? Una agresión. Usted nunca le preguntó a su marido si él quería tener una vida sexualmente activa. Nunca lo discutió con él. En la pareja, tenemos que ser nosotros mismos, conservar la libertad y decir lo que pensamos, pero siempre hay que hablarlo todo.