MINNEAPOLIS, MN.-
Josef Newgarden (Team Penske) volvió a beber el mítico galón de leche que corona al campeón de las 500 Millas de Indianápolis por segundo año consecutivo en una carrera magnífica que se definió en la última vuelta y dejó al mexicano Pato O’Ward (Arrow McLaren) segundo, con la miel en los labios al entrar líder en el penúltimo paso por meta.
El español Alex Palou (Chip Ganassi), líder del campeonato, acabó quinto, un puesto más atrás que en 2023.
Las últimas vueltas honraron la gloria y el prestigio de esta mítica carrera, con alternativas al primer puesto constantes entre O’Ward, Newgarden y Alexander Rossi (Arrow McLaren).
Muy cerca de ellos completaban los dos autos principales de Chip Ganassi con el neozelandés Scott Dixon y el propio Palou, ambos aspiraron a subir al podio y sólo el veterano lo consiguió.
Una maniobra magnífica de Newgarden fue determinante en el cierre de carrera. O’Ward inició la última vuelta en cabeza, pero el de Nashville supo esperar a la tercera curva para pisar a fondo y adelantarle con el tiempo justo para cruzar el primero la línea de meta.
La celebración de Newgarden estuvo a la altura de su victoria. No lo dudó ni un instante y se bajó a toda prisa de su monoplaza para saltar todas las protecciones y sumergirse entre los miles de aficionados de la tribuna principal para celebrarlo. Por contra, la imagen de O’Ward fue durísima, abatido sobre su coche, por segunda ocasión se le escapó en el último suspiro la gloria de ganar en Indianápolis.
Repite el segundo puesto que ya logró en el año 2022.
“Es difícil definirlo en palabras. Recuperamos, estuvimos adelante, atrás, estuvimos muy cerca, de nuevo muy cerca. Duele mucho, especialmente cuando no es la primera vez. Escuché los ánimos de la grada en la última vuelta, les amo, han logrado que Indianápolis sea como estar en casa para mi”, manifestó Pato O’Ward entre lágrimas al terminar.
Por contra, Newgarden estaba exultante: “Es increíble. No hay mejor manera de ganar aquí. Quiero felicitar también a Pato (O’Ward) que es un piloto limpio y merecía ganar esta carrera también”, declaró el ganador.
Desde el año 2001 nadie había logrado repetir victoria, lo hizo el brasileño Helio Castroneves.
Palou se afianza en el campeonato
El quinto puesto de Palou tiene una lectura positiva, que es dejar aún más lejos a algunos de sus rivales directos por el campeonato tras los abandonos de Colton Herta (Andretti) y Will Power (Team Penske).
Con los 30 puntos cosechados en Indianápolis ya tiene 183 unidades en la general y se sitúa en un lugar privilegiado para repetir campeonato. Le sigue su compañero Dixon a veinte y Power a 26.
“No fue un día perfecto, fue duro. Newgarden era más rápido que nosotros. No usamos la mejor estrategia. Me lo pasé bien pasando algunos monoplazas, aunque ser quinto no es el mejor resultado”, comentó Palou al terminar la carrera.
El español puso en valor el trabajo durante todo el mes de mayo del equipo ‘Chip Ganassi’: “La mejor conclusión es ver que el equipo hizo un gran trabajo, con Dixon tercero y yo quinto. Fue divertido, y hay que reconocer lo que ha hecho Newgarden”.
No le faltó razón en su reconocimiento al equipo, y es que durante la carrera Palou sacó mucha ventaja a los distintos pasos por boxes, ganando dos posiciones en el primero y una en el segundo.
Al igual que un Scott Dixon que llegó incluso liderar la carrera en las últimas cinco vueltas hasta que Newgarden y O’Ward realizaron el ataque definitivo con sus coches rodando mucho más rápido.
Estas 500 millas de Indianápolis supusieron además un dominio absoluto de Chevrolet sobre Honda, los dos proveedores de motores de la IndyCar, situando siete de sus coches entre los diez primeros al finalizar tras un cuarto de carrera.
En cuanto a los equipos, fue un día terrible para ‘Andretti’ al ver cómo tres de sus coches tuvieron que retirarse por diversos accidentes, quedaron fuera Herta, Ericsson y el propio Marco Andretti, siendo Kyle Kirkwood el único superviviente en un honroso séptimo puesto.
La carrera experimentó un retraso de cuatro horas respecto al horario original por una tormenta que obligó a refugiar a todos los espectadores y proceder al laborioso secado de la pista.