Por Dra. Nancy Álvarez
Vivimos tan de prisa que no nos percatamos de cuánto necesitamos a la familia. Sobre todo yo, que por mucho tiempo —más de veinte años— he vivido fuera y lejos.
Toda mi vida cambió este año porque el show me quita mucho tiempo. Sobre todo las mañanas, que si te las quitan, te quitan la mitad del día. Eso ha tenido como consecuencia que no he visto casi a mi familia. Ellos normalmente no viajan mucho a Miami, excepto mi hermana, que estuvo unos días y me ayudó mucho. Vino en un momento en que la necesitaba. Me dio mucho apoyo. Y empecé a extrañar a mi familia. Hace tiempo que no pasó la Navidad con ellos.
La familia llena y revive. Ver a mis sobrinos, a la nieta de mi hermana que nació hace poco. Estar con los cuñados, con las amigas de todos ellos, que se convierten en las amigas elegidas y, por tanto, en los hermanos y hermanas elegidos. Cuando usted sale de su país y va a otro por mucho tiempo, no se da cuenta de que va a sufrir un duelo. Un duelo que le va a tomar muchos años, aunque crea que lo ha superado. Todos los que nos vamos de nuestros países, de una manera u otra, tenemos un gran dolor, un gran vacío.
No tener nuestra comida, ni los amigos que conocíamos desde pequeños, ni las hermanas y hermanos, sobrinos o primos, va creando un vacío, aunque quizás no nos demos cuenta.
Entonces, me entró un deseo muy grande de ver a mi familia, y he hecho de todo para pasar unos días con ellos. Estamos hablando de diciembre, que es un mes tan importante. No sé si me estoy poniendo vieja, pero necesito estar con mi familia. Por eso me voy muchos días a República Dominicana, específicamente a Punta Cana. Me quiero quedar ahí, y vivir y disfrutar de mi gente. Aunque peleemos y tengamos discusiones, ¡qué lindo es estar con la familia!
Por favor, disfrútela. No sabemos qué tiempo vamos a estar aquí. Nos podemos ir en cualquier momento. O sea, disfrute cada momento, viva cada momento y dele gracias a Dios por cada día que le da. Trate de no alejarse mucho de su familia. Eso es muy importante.