Eden Prairie, MN. Por Karla Rentería
Luego de que el presidente Barack Obama expulsará a los diplomáticos rusos fuera de Estados Unidos debido a las acusaciones de que ese país había intervenido en los resultados de las pasadas elecciones, el presidente Vladimir Putin dijo ayer que Rusia no va a tomar cartas en el asunto, al menos no todavía y que va a esperar a que Donald Trump tome posesión el próximo 20 de enero.
El presidente electo aplaudió el movimiento de Putin a través de su cuenta de Twitter y lo calificó de “muy inteligente.” Por su parte el líder ruso, dijo que no habrá represalias en contra de los diplomáticos estadounidenses en su país y sugirió que no sería necesario ya que espera trabajar con la administración de Trump para mejor las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
Aun así, Putin dijo que la medida de Obama de expulsar a 35 diplomáticos rusos y acusarlos de espionaje es “una provocación para menguar las relaciones entre los dos países” a menos de un mes de que Trump ocupe la presidencia.
Como siempre la reacción de Trump fue a través de su cuenta de Twitter: “Gran jugada (la de Putin). Siempre he sabido que es muy inteligente.” Trump priorizó este mensaje convirtiéndolo en el principal en su cuenta, para que sea lo primero que aparezca, aun después de que se publiquen nuevos mensajes.
Los expertos han calificado la practica diplomática del presidente electo como “dramática e inusual,” alimentando la controversia sobre lo que la administración del presidente Obama ha dicho es un ataque cibernético en contra del sistema político de los Estados Unidos.
La decisión del presidente ruso fue una gran sorpresa para todos, ya que la expulsiones son una práctica común y el Ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov había sugerido horas antes que se expulsara a los 31 diplomáticos estadounidenses.
El director del Centro Carnegie de Moscú, calificó como “magnánima” la decisión de Putin “aun cuando Obama busca restringir a Trump en su política con Rusia.” La confrontación diplomática entre Washington y Moscú, que comenzó antes de las elecciones del 8 de noviembre pone presión sobre el presidente electo para no dejar a Rusia fuera de la jugada cuando tome posesión.
Mientras tanto, el gobierno ruso sigue negando las acusaciones de su intervención en el sistema de elecciones y el haber hackeado y robado cuentas de correos para darle la victoria a Trump, quien insiste que Obama y los Demócratas están tratando de deslegitimizar su elección.
