MINNEAPOLIS, MN
Eso fue lo que ofreció Gabriela Moreno, quien se ha convertido en presentadora habitual en Minnesota, y en particular en el bar Dakota Jazz. Un escenario que, pese a la hora en la que la presentación tuvo lugar, albergó a un buen número de personas. Ahí convivieron quienes le conocen por tanto tiempo, y quienes la conocieron la noche de esa presentación.
Gaby Moreno, como se le conoce en el medio artístico, nació en la Ciudad de Guatemala, y desde 1997 ha consolidado una carrera profesional en el canto que la ha llevado a diversas partes del mundo, habiendo actuado con su singular voz, al lado de cantantes de la talla de Tracy Chapman, Bono, Damien Rice, Angelique Kidjo, por mencionar tan solo algunas estrellas. Su fama alcanzó grandes niveles cuando participó al lado de Ricardo Arjona, en diversos conciertos durante el 2012.
En el 2013, Moreno desarrolló una gira al lado del famoso Dr. House, Hughes Laurie, y la Banda The Copper Bottom, a lo largo y ancho de Europa. El año siguiente, en marzo, Moreno se reunió de nueva cuenta a Laurie y su banda, para ofrecer una gira en Sur América, incluyendo Argentina, Brasil y México.
En esta ocasión, Gaby visita Minnesota de nueva cuenta para ofrecer este concierto, pero también para participar con el grupo de Prairie Home Companion, hoy que tiene un nuevo líder, y por tanto un nuevo giro.
La voz de Gaby Moreno es singular. Y no tan solo por la variedad en los tonos que imprime a sus canciones, sino por que al escucharla, un espectador se siente cobijado por las mismas variaciones.
Una voz que vibra, que se desliza con igual facilidad al transitar de interpretaciones en inglés o en español.
Con una lucidez que se amolda también a los cambios en el acompañamiento, primero con una batería, luego con la adición del bajo, y finalmente con la improvisación de un violín.
Gaby nos ofreció entonces ese tono intimo que nos prometió al iniciar el concierto, y que se tradujo en la fusión de melodías que de pronto podrían sonar jazzísticas o bien con una carga obvia de blues, y aquellas que, sin aparente transición, eran coreadas por muchos al cantar al unísono Cucurrucucu Paloma.
Con 16 años viviendo en los Estados Unidos, casi la mitad de su vida, Gaby Moreno se muestra plenamente adaptada al medio, pero sin renunciar a su raíz latina, centroamericana, y que le permite clamar que no reconoce fronteras, como si se dirigiera con ese mensaje a un personaje específico, pero sin necesidad de mencionarlo.
Piensa en Mí, la Malagueña, y otras, terminaron por arrebatar al público, quien al finalizar el concierto hizo filas para poder adquirir un acetato (si, un LP o un disco enorme, como dijo una pequeña que acompañaba a sus padres), y poder tener también la selfie con la Gaby.
Para los iniciados en el canto de Gaby Moreno esta noche, no hay duda de que le seguirán de cerca, y que la próxima ocasión que viaje a Minnesota, ahí estarán, para seguir disfrutando de una voz que permuta y abraza, y en algunos casos embelesa.
