Y, llegó el día.
El 20 de enero ha llegado, como si fuese un evento inevitable, como esa pesadilla de la que uno desea despertar, para descubrir que, al abrir los ojos, se encuentra uno inmerso en esa misma pesadilla, interminable, incomprensible.
Como padeciendo de parálisis de sueño, cuando sentimos que algo oprime el pecho, que un “ente” imaginario, inexistente, se ha colocado con todo su peso, inmenso, sobre nosotros. Que deseamos movernos, para sacudirnos de dicho peso oprimente, pero sin poder lograr hacerlo ni un milímetro.
O bien como ese cuento, terrorífico, en el que el personaje sueña que está soñando, y decide despertar, para verse de nueva cuenta soñando que sueña, y despertando de nuevo. De pronto, se pregunta si acaso en todas esas transiciones, no habrá pasado por el momento real, y haber pasado a otro momento imaginario, de sueño, en el que sigue “despertando”, para hundirse más y más en interminables y ahora inevitables sueños.
Hoy, los Estados Unidos nos lleva a despertar de una pesadilla, lo que fue una campaña política inusual, única e irrepetible, en el que le más improbable personaje, llega a ser el presidente de la que se identifica como la “nación más poderosa del planeta.”
Y en esta nueva pesadilla, de la que acaso pensábamos poder despertar, millones de personas se ven aterradas. En tantos casos, incluso, la apariencia es la de grupos de personas que se encuentran de luto. Así pareció cuando por la mañana, en el capitolio, el corazón político del estado de Minnesota, decenas de personas acudieran en respuesta a la convocatoria de la organización Voces por la Justicia Racial, en la presentación de su agenda, una seria de acciones conjuntas que parecen responder a una nueva realidad, pero que convocan a los mismos actores. Un grupo largo de organizaciones que siguen, han estado, y seguirán, en pie de lucha en distintos frentes.
Esos frentes en los que los grupos “minoritarios” hoy se ven a sí mismos ante un potencial escenario de desventaja. Mujeres, gente de color, inmigrantes (documentados o indocumentados), gente con distintas preferencias sexuales y auto-identificación. Todos aquellos que han sido objeto de agresión en una campaña viral y virulenta, estuvieron hoy en la rotonda del capitolio, y todos lamentando el día de hoy, deseando que este no llegue.
Más tarde, en Mixed Blood, teatro de y para las comunidades, un grupo de gentes se congregó a encender una luz, una por cada persona, como luz de esperanza. Una esperanza que se acompañó de un compromiso por mantenerse en pie, por continuar trabajando con y para las comunidades diversas que conforman la comunidad del teatro. Y, aun cuando se percibía ese sentido de compromiso, también era notable una estela de luto. Como si se tratara de un evento en el que ese mundo que queremos, fuera sepultado a partir de hoy, 20 de enero.
Las expresiones continuarán. Hoy mismo habrá manifestaciones por todo el país, alrededor del mundo entero, en contra del ascenso al poder del millonario electo bajo un sistema caduco, en el que quien gana el voto popular, no ocupará la presidencia. El sábado, millones de mujeres en el mundo entero marcharán también en protesta por la misoginia que acompaña a este nuevo presidente, y es de esperar que muchas otras manifestaciones tengan lugar.
Para algunos, quien será investido, no podrá mantenerse por mucho tiempo, y el país vivirá momentos históricos acumulados, en los que se incluirá un relevo de poder de emergencia. Para otros, siguen 4 años de incertidumbre, y acaso cambios radicales en el país, y en el mundo entero, que acaso significarán un retroceso en la historia, especialmente la que inició con los movimientos sufragistas de las mujeres, y de los derechos civiles de los sesentas y setentas.
Este sábado podremos observar diversas manifestaciones, incluyendo una concentración de mujeres en St. Paul, como signo de un nuevo tiempo que se parece tanto a los viejos tiempos. Acaso aquellos que, en la mente del presidente a partir de hoy, representan esa “grandeza” a la que quiere devolver a este país.
Seguiremos de cerca los ecos de este cambio, y en distintas órbitas, a fin de invitar a la reflexión, y acaso, con un poco de esfuerzo, a que podamos, todos juntos, despertar de esa pesadilla que hoy parece oprimirnos el pecho a muchos.
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