MINNEAPOLIS, MN
La semana que finalizo ha sido rica en opciones cinematográficas. Destacaron, sin duda, la distribución comercial de la cinta que abrió el 36 festival internacional de cine de Minneapolis y St. Paul, Z, La Ciudad Perdida. Pero también ha sido posible disfrutar de maravillosos ejercicios fílmicos de alrededor del mundo entero.
Con la cinta Wúlu, coproducción de Francia, Mali y Senegal, el espectador obtiene una visión deprimente del efecto que el tráfico de drogas tiene en amplios sectores de la población, y que cobra, como ocurre en todos lados, una gran cantidad de vidas. La historia centrada en Bamako, nos lleva a conocer a un joven que sueña en ser alguien exitoso, y que enfrenta una serie de obstáculos que finalmente lo inclinan a envolverse en el narcotráfico, buscando mantener a su hermana alejada del ejercicio de la prostitución como forma de sobrevivencia. El directora Daouda Coulibaly, quien fuera aclamado por su filme previo, África Primero, desarrolla un ejercicio estético y narrativo impecable, crudo y honesto, y que podría incluso aplicarse a escenarios múltiples en África o América Latina.
Quedan ya pocos días. No los dejes pasar sin visitar las distintas salas de exhibición y disfruta del buen cien. El festival concluye el sábado 29.
El festival de cine abrió su espacio en el teatro de la Universidad Metropolitana, en Saint Paul, con una cinta deliciosamente acogedora. El Teatro de la Vida, muestra al Chef Massimo Bottura, cuyo restaurante, la Osteria Francescana, fuera nombrado el mejor del mundo en el 2016, desarrollando una iniciativa singular en Milán, Italia, durante la celebración de la Feria Mundial Expo de 2016. Dicho evento, la Expo, conjuntó a chefs de todo el mundo que han sido reconocidos, para hablar de sus técnicas culinarias, y para aprender de nuevos. Bottura convocó a algunos de ellos, como el famoso español Ferran Adriá, o al peruano Gastón Acurio, además de la estrella de televisión, Mario Batalli, para desarrollar platillos con productos alimenticios que fueran descartados por encontrarse en fechas cercanas de caducidad. Los platillos son espectaculares, y los comensales son todas gentes sin hogar que pululan por las calles de Milán.
Y qué decir del pueblo Santoalla, perdido en las montañas de Galicia, en donde se desarrolla un caso singular tras la desaparición de un residente del lugar, originario de Holanda. La cinta dirigida por los norteamericanos Andrew Becker y Daniel Mehrer, reconstruye la historia, en la que conviven Martin, el holandés desaparecido, su esposa Margot, y una familia castellana, quienes por cierto son los únicos residentes del caserío. Un documental con tinte de filme policiaco, que se convierte en un ejercicio extraordinario de fotografía y secuencias reconstruidas con tomas originales de fines de los 80, y hasta los días corrientes.
Cuando esperábamos Las Tinieblas, dirigida por Daniel Castro Zimbrón, y cuya presencia en el festival se había anunciado, nos hemos quedado con las ganas de verlo y hacerle las muchas preguntas que nos surgieron al disfrutar de su cinta. Una película de horror, pero, como lo anunció quien dio la introducción del tema a los espectadores, bajo la escuela desarrollada por Guillermo del Toro, con mensajes claros, pero no directos que descansan en ambientes oscuros, opresores y angustiosos. La actuación de Brontis Jodorowsky, hijo de Alejandro Jodorowsky (de quien por cierto se presenta el filme Poesía Sin Fin en este mismo festival) presenta a un padre que busca proteger a sus hijos a costa de cualquier cosa, incluido el temor. Para algunos, la cinta deja de lado ciertas explicaciones sobre las condiciones que viven los personajes de la misma. Para otros, es una invitación a poner atención en todo momento a la trama para no perder detalle y finalmente hilar la compleja narrativa que se ofrece. Exitosamente, sin duda, pues el terror queda inserto en uno.
Por último, y sólo para incitar a nuestros lectores a acudir al cine, el director español, Raúl Arévalo, nos regala una joya cinematográfica con Tarde para la Ira (traducida al inglés como La Furia de un Hombre Paciente. Un drama negro, en el puro estilo western, que tiene un guion complejo y sin embargo fácil de seguir, y que sorprende a muchos de quienes estuvieron en la sala con nosotros. Un asalto a una joyería abre la cinta, que se puebla de complejas situaciones, y que se complejizan aún más hasta que llega la inesperada sorpresa. Disfrutable de principio a fin.