SAINT PAUL, MN

Javier y Alejandro comentaban sobre los últimos acontecimientos en la política del estado, el de Minnesota. La cena había finalizado, y habían agotado el tema de la mano de Melania rechazando la de Trump en su visita a Israel. “¡Qué manotazo!” comentaba entre divertido y asombrado Javier.

Y, entonces, Alejandro preguntó: “Pero, bueno, aquí, en Minnesota, ¿cómo quedó la cosa? Ya que terminó el período legislativo, ¿por qué ir a protestar a la casa del gobernador Dayton?”

Javier, reaccionando con cierto enfado, ese que se siente cuando se ve que las cosas no marchan bien, y que hay muchos amigos que serán perjudicados, esa rabia que surge cuando uno genera expectativas, y de pronto estas se ven desvanecidas en el aire. Con esa expresión, Javier respondió que era sumamente importante ir a hacer evidente lo que muchos piensan: que la legislación sobre seguridad pública se tornaba en un marco para implementar una medida discriminatoria. Que esa previsión incluida en la iniciativa de ley, apuntaba ciertamente en contra de muchos de nosotros, Latinos inmigrantes, entre quienes están quienes no cuentan con documentación que les autorice como inmigrantes.

Eso, decía Javier, es ya una contradicción, pues esos colegas son ya inmigrantes, trabajan, consumen en el estado, participan y mantienen comunidades enteras. Ellos, se encuentran expuestos a diversas circunstancias incómodas, y hasta peligrosas, como el verse obligados, en muchos casos, a conducir un auto sin contar con licencia. Una acción que implica muchos riesgos, no sólo para quienes se encuentran en dicha situación, sino para la comunidad de Minnesota en su totalidad. Y, por ello es muy importante que se promueva una legislación que permita que esos residentes del estado puedan contar con esa licencia para conducir. Así, pueden también contar con seguro de auto, y tienen que haber probado tener las habilidades que el estado requiere para conducir. En otras palabras, insistía Javier, todo ello ayuda a generar mayor seguridad entre conductores e incluso peatones.

Por ello, dijo Alejandro, a forma de colofón, tenemos que ir a protestar.

Y es que, decía inmediatamente, ¿cómo es posible que el gobernador piense en firmar el documento que ha sido aprobado por el senado y la casa de representantes, si ello va en contra de lo que ha insistido sobre una Minnesota más segura? “¡Así es!” se entusiasmó Javier. Pero, siguió, el problema es que parece que se trató de una negociación entre el gober y la legislatura, que tiene mayoría republicana (¡Ah!, abrió paréntesis Alejandro, pero algunos demócratas también votaron en favor de la iniciativa)… y algunos demócratas, a fin de que su proyecto, del gober, de educación temprana, recibiera apoyo de los dos bandos.

O sea, dijo Alejandro, ¿que Dayton estaría dispuesto a aprobar una ley anti-inmigrante, a cambio de contar con apoyo a uno de sus programas? Ciertamente, y sin duda la sustancia del asunto no saldrá a la luz, aventuró Javier, pues sería muy comprometedor. Pero, agregó Alejandro, los inmigrantes indocumentados no representan votos para la carrera de gobernador, que llega ya en el 2018, y sí quienes son padres de niños pequeños en la mayoría de los casos.

¡Exacto!, sentenció Javier. Los costos políticos son siempre cuidadosamente estudiados en períodos electorales, y hoy vuelven a haber ciudadanos que tienen mayor peso que otros en la definición del futuro político del estado. Por lo pronto, muchos compañeros han acudido a la casa del gobernador a pedir que la iniciativa de ley no sea firmada por un gobernador que se comprometió siempre con los inmigrantes, que incluso permitió la publicación de miles de fotografías en Facebook abrazado por inmigrantes indocumentados, y de quien, por tanto, se espera no apoye una ley que se dibuja con un tono anti-inmigrante muy duro.

¡Ah! Entonces, ahora entiendo. Ojalá podamos convencer al gobernador Dayton que ejerza el veto contra la propuesta de ley HF740, pues no es justo.

Y, mientras tanto, debemos seguir preguntándonos para entender qué es lo que está pasando, pues lo que pase o deje de pasar, afectará sin duda a nuestras comunidades. Y, ojalá la próxima ocasión, la mano de Melania vaya al rostro de Trump, como signo de protesta, una protesta que crece en todo el país. “¡Ya basta!”, finalizó Alejandro.

La conversación continúo, pues los temas nunca se agotan en un momento.