EDEN PRAIRIE, MN
El ex director del FBI, James Comey brindó ayer su testimonio por tres horas explicando sus interacciones privadas con Donald Trump en los meses antes de ser despedido.
Aunque se negó a hablar sobre los detalles de la investigación de los lazos de la campaña de Trump con Rusia, no se contuvo al dar información sobre su tensa e incómoda relación con el presidente.
Durante la audiencia, Comey acusó a Trump de mentir, haciendo peticiones inquietantes y sorprendentes y que sentía que el mandatario estaba tratando de influenciar la investigación del FBI sobre el ex secretario de seguridad Michael Flynn.
Comey habló también de los pormenores de su despido, acusando al gobierno de haberlo “difamado” y de mentir sobre su destitución. “Tomo la palabra del presidente de que lo hizo por la forma en que estaba conduciendo la investigación del caso Rusia y la presión que esto ejercía sobre él”.
“Esto no tenía sentido para mi y aunque por ley no necesita haber una razón para despedir al director del FBI, la administración escogió difamarme y lo más importante al FBI, diciendo que la organización era un desastre, que estaba muy mal dirigida, que los trabajadores habían perdido la confianza en su líder. Esas fueron mentiras, así de simple,” declaró Comey.
Estos comentarios, revelaron que tan enojado estaba y está Comey sobre el hecho de haber sido despedido y mostró su preocupación sobre la percepción que pudiera tener el público sobre la agencia. El ex director explicó con gran detalle su confusión por haber sido despedido.
Desde el principio salió a la luz de que Comey había escrito meticulosos memorandos sobre cada reunión privada que tuvo con el presidente. Explicando durante la audiencia, que lo hizo pensando que los documentos los protegerían en caso de que Trump mintiera después sobre esas reuniones.
Admitiendo que fue él quien filtró el contenido de los documentos en los que describía sus encuentros con el presidente, después de que este lo amenazara a través de su cuenta de Twitter con la publicación de “cintas”.
Asimismo, afirmó que el presidente no está siendo investigado sobre el caso Rusia, pero dijo no tener dudas de que ese país tuvo algo ver con el resultado de las elecciones de noviembre. Aclarando que la información que poseía en ese momento no le permitía afirmar que el resultado de las elecciones había sido manipulado.
En su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, el ex jefe del FBI dejó en manos del fiscal especial Robert Mueller, la posible injerencia de Rusia en las elecciones, así como determinar si el presidente incurrió o no en una falta al pedirle “lealtad” y que “dejara pasar” sus pesquisas sobre Flynn.
