SAINT PAUL, MN
Y, no, no es la canción de la Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Es más bien, ¡un circo de verdad! Y llega a la ciudad de St. Paul, en el Centro Ordway. Si, ¡el circo llega a la ciudad!
Imagínate que de pronto pudieses tener la oportunidad de viajar al pasado, de situarte a principios del siglo XX, y de poder revivir lo que ha sido, es, y acaso seguirá siendo, el conjunto de espectáculos que conforman las funciones de circo. Un momento mágico, como indica el maestro de ceremonias, en el que uno vive, goza, y se regodea, con los actos clásicos del ruedo, y que de pronto nos hacen sentir como niños de nueva cuenta.
Eso es Circus 1903 – The Golden Age of Circus. Producido por lo los mismos quienes han sido responsables de poner en escena “Los Ilusionistas.” Y eso es toda la producción en el escenario: una ilusión, en la que vemos a una contorsionista que abre las bocas a todos los espectadores, así como las clásicas parejas tan características de los circos, con el Serbio que hace equipo con la canadiense para presentar una serie de actos que son precisamente de circo, e igualmente espectaculares.
¡Ah! Y olvidaba mencionar que ¡hay elefantes!
Unos hermosos títeres que sin duda toman el escenario para hacernos sentir que, en efecto, nos encontramos ante el espectáculo tradicional que vivieron nuestros abuelos, que fue el mismo que vieron nuestros padres, y, habrá que decirlo, nosotros cuando fuimos pequeños.
Es imposible no pescar a la vecina, que acaso cuente con el mismo número de años vividos, soltar una breve, memoriosa, lágrima al aplaudir con furia al espectáculo de cierre: Los López, quienes hacen malabarismos sobre la cuerda floja. Y es que Johan y Jonatán López, con el complemento de María José Pontigo, cuentan con amplio reconocimiento mundial, al presentar su acto sobre la cuerda floja, sin red de resguardo, poniendo sus vidas en riesgo. Al ser presentados por el maestro de ceremonias, David Williamson como “… y ahora, directamente de México… Los López”, uno tiene la sensación de estar ante el Circo Atayde Hermanos o algún otro espectáculo similar.
Ah, pero antes han maravillado a la audiencia el Dúo Flas, los Hermanos Rossi, Los increíbles… La Mujer elástica, el Gran Gastón. Y todos aplaudimos al quedar anonadados con el espectáculo del Sensacional Sozonov, quien se balancea de forma increíble en las más improbables estructuras sobre formas cilíndricas que, si cualquiera otro intentara siquiera lograr el balance, no podría escalar hasta dos o tres estructuras simultáneamente.
El maestro de ceremonias “Willy Whipsnade” lleva al público a participar y es completamente genial cuando lleva a cuatro pequeños al foro y aprovecha la inocencia de los mismos, para llevar al público a una incontenible ráfaga de risas, que acompañan a los actos de magia que con los pequeños complementa, aprovechándose de su candidez. Y cuando les llama, los identifica como a los “más peligrosos animales salvajes con los que se pueda lidiar.”
Igual que en el circo real, no todos los actos pueden calificarse con la misma espectacularidad, y sin embargo la totalidad de ellos se conjugan para ofrecer por ello un espectáculo convincente, emotivo y, como advierte el mismo Whipsnade, inolvidable.
Cabe destacar el espléndido trabajo desarrollado en el diseño y producción del escenario, que transita fluidamente de acto a acto, y lleva al espectador incluso a conocer al ser humano que hace del circo su vida, la vida misma, con los paralelos entre los actos circenses y los distintos episodios de nuestra vida. El set es convincente y sin duda enmarca una serie de extraordinarias presentaciones.
Un espectáculo completo, que de pronto termina cuando esperabas ver un acto más, y otro más. Que deja al espectador sorprendido cuando llega el intermedio y las luces alrededor se prenden, para dejarnos respirar por un momento el tiempo actual, del que volveremos a escapar con el segundo acto, hasta el fin del mismo.
¡No te pierdas el Circo en la ciudad! Una temporada muy corta, del 27 al 30, en el Ordway.
