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LATINAS – ¡NUNCA SE DEN POR VENCIDAS EN SU EDUCACION!

Descubrí que la ceremonia de graduación de mi hija y la mía era el mismo día precisamente. ¿Cómo puede ser esto?. 

MINNEAPOLIS, MN – Artículo previamente publicado en 2017. 

Soy una aprendíz. Aprender es uno de mis cinco talentos identificados por la evaluación del Strengths Finder 2.0. Yo gozo en la aventura de aprender y me encanta aprender de todo. También creo firmemente en la educación formal. Es una clave para triunfar en cualquier país del mundo. Cuando mi familia huyo de Nicaragua a la Republica Dominicana, yo solo tenía trece años, entonces termine mi educación de bachillerato allá y complete tres semestres de la universidad en Ingeniería de Sistemas. Ese iba a ser mi título de la universidad que había escogido entonces.

Pero mi vida cambio. Vine a los Estados Unidos en enero de 1986 con una visa de trabajo, sin familia, y sin dinero.

Mi familia se mudó después más tarde ese año. Una familia muy generosa me tuvo en su hogar en St. Paul, cerca de la Universidad de St. Thomas. Me acuerdo ir a trotar alrededor del campus universitario queriendo tanto atender a la universidad. ¿Pero cómo podría? Solo tenía mis morales, mis creencias, y un deseo fuerte de sobrevivir y de triunfar en América. Necesitaba trabajar y producir. No tenía dinero ni becas para poder estudiar.

Conocí a mi esposo en Minnesota y nos casamos en 1988. Los dos trabajamos tiempo completo y tuvimos a nuestros dos hijos en los siguientes tres años. Decidimos que mi esposo debería terminar su universidad primero, lo cual lo completo en Diciembre, 1991. A ese entonces, ya teníamos a nuestra hija de dos años y medio y nuestro hijo tenía nueve meses. Pero le dije a mi esposo, “Ahora es mi turno de volver a la universidad y completar por lo menos mi título de dos años.”


Retorne a la universidad y cogí una clase cada semestre por los próximos cuatro años hasta que me gradué en 1996.
Me fue bien difícil hacerlo trabajando tiempo completo y con dos hijos pequeños además de mantener las responsabilidades del hogar. En ese entonces las actividades de nuestros hijos crecieron y tuve que tomar la decisión difícil de poner mis estudios al lado otra vez hasta que tuviese el tiempo de volver. Como una madre que trabaja tiempo completo fuera del hogar, decidí pasar lo más tiempo posible con mis hijos y sacrificar mi educación formal durante esta temporada en mi vida. De 1996 hasta 2009 trate de volver a mis estudios cinco veces. En 2005, logre enrolarme en una clase pero al mismo tiempo cambie de trabajo y estaba empezando un banco desde cero, lo cual era un proyecto monumental y tuve que dejar mi clase. No pude continuar.

Le dije a mi esposo, “Ya no voy a hablar más de volver a la universidad hasta que nuestros dos hijos vayan ellos mismos a su universidad, entonces, vamos los tres.” En el otoño de 2009, nuestra hija entro a su tercer año y nuestro hijo al primer año de universidad y atendieron la Universidad de St. Thomas.

Para mí fue en regalo que mis dos hijos atendieran esa universidad a la cual yo quería ir desde que vine a Minnesota. Tuve el privilegio de irlos a visitar durante sus años estudiando allí a menudo y gozar del campus que es tan lindo.


Yo encontré un programa de 21 meses en la Universidad de Bethel y escogí un título de Gerencia de Negocios. Los próximos dos años fueron muy difíciles. Yo en ese tiempo era Ejecutiva Vicepresidente, Gerente de Finanzas y Gerente de Operaciones a cargo de todas las operaciones del banco. Era un trabajo con muchas responsabilidades y de más de tiempo completo. Con determinación, extremada disciplina, y el deseo de terminar mis estudios, complete mi programa.

Llego el tiempo de planear la graduación y descubrí que la ceremonia de graduación de mi hija y la mía era el mismo día precisamente. ¿Cómo puede ser esto? Me pregunte a mí misma. ¿He esperado toda mi vida para graduarme y ahora tal vez no puedo graduarme con mi grupo y caminar con mi vestido de graduación? Entonces le pregunte a mi hija si estaría bien si nos graduáramos el mismo día si las ceremonias eran a diferentes horas y me respondió, “No te preocupes mama. ¡Sería un día feliz!”

Entonces, como sorpresa de la vida, la graduación de mi hija fue a las 2 de la tarde en la Universidad de St. Thomas y la mía ocurrió a las 7 de la noche en la Universidad de Bethel. ¡Mis padres pudieron ver la graduación de su hija y la de su nieta el mismo día!

Esta es mi historia la cual la llamo “Mi título de 27 años” porque ese es el tiempo que me tomo completarlo pero lo logre. Dios me dio esa oportunidad.

Quiero entusiasmar a todas las mujeres Latinas a que terminen sus estudios de universidad y se gradúen a todo costo. Es una clave para triunfar aquí en los Estados Unidos y en cualquier país del mundo. ¡Nunca se den por vencidas!


 


 

 


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