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DESASTRES NATURALES Y SOLIDARIDAD EN MEXICO Y EL CARIBE

Desastres naturales y solidaridad en México y el Caribe. Fotografía por Ruido en la Red. 

SAINT PAUL, MN

Corre el mes de septiembre de 2017. Para muchos, el mes de la hispanidad, en el que recordamos las celebraciones de independencia en diversos países a lo largo del continente Americano. Es el mes en el que muchos mexicanos nos reunimos, celebramos, y damos el grito celebrando una independencia que para muchos aun es cuestionable, pero que nos hace sentir, sobre todo a lo lejos, muy orgullosos de ser mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños… 

Pero este mes de septiembre ha sido también un mes que ha causado dolor, debido a los inmensos daños que han sido causados por desastres naturales en diversos puntos de México y el Caribe. 

Hoy, 19 de septiembre, se conmemoraba el 32 aniversario de la serie de terremotos que despertaron a los ciudadanos de la Ciudad de México el año 1985, para enfrentar el horror de miles de edificios colapsados, con el resultado final de miles de personas fallecidas. A las 11 AM se desarrolló un simulacro de terremoto, a fin de recordar, de estar seguros de que se estaba preparados para cualquier eventualidad. Sólo un par de horas después, un sismo tuvo lugar (13:14 horas), con una intensidad de 7.1 grados en la escala de Richter, que provocó el derrumbe de múltiples edificios, y la sensación, entre sus habitantes, de esa impotencia, de la incertidumbre sobre la vida misma, de la desazón por no saber de los seres queridos. 

Hoy, 19 de septiembre de 2017, la tierra vuelve a manifestar su fuerza, y evidencia la vulnerabilidad de la vida misma. Obligándonos, a quienes vivimos lejos de nuestra ciudad, a buscar desesperadamente noticias sobre quienes están allá. Aprovechando, a diferencia de lo que ocurrió en 1985, todos los medios de comunicación social. Dando una dimensión diferente al Facebook, al Twitter, al Wasap, comunicándonos unos con otros a falta de servicio de telefonía. Herramientas de comunicación que han sido incluso útiles para localizar a diversas perdonas, reconectando a otras tantas y sin duda movilizando a voluntarios, esos millones de solidarios que acuden en medio de las tragedias. 

Este terremoto ocurre apenas 12 días después de que se presentara otro que puso los nervios de punta de los millones de habitantes de la ciudad de México, y que dañó significativamente a los estados de Oaxaca y Chiapas. El de hoy, 19 de septiembre, afecta también los estados de Morelos, Guerrero,  Puebla y el estado de México. 

Hoy son miles quienes han sido afectados en sus propiedades. Cientos han perdido la vida.

Conforme pase el tiempo, tendremos mayor información. Habrá que estar preparados para ayudar, como podamos, a nuestros amigos, paisanos, a la par que recontamos el daño de los terremotos de hace apenas dos semanas. La solidaridad no reconoce fronteras, ni se detiene con amenazas de muros.

Esa solidaridad que también llama en el caribe, cuando un nuevo huracán amenaza con golpear con severidad a Puerto Rico, en donde la población apenas se recupera del paso del huracán Irma, con apenas dos semanas entre la ocurrencia de ambos. Si el ciclón María sigue la ruta que se ha estimado, el efecto en la isla será catastrófico. El huracán Irma provocó la muerte de 80 personas e incalculables daños en las islas del Caribe y la Florida. María llega sin dar tiempo a la población de recuperarse de los efectos destructivos que Irma acarreó. 

La alarma previsora está en rojo, y la población de la isla se prepara lo mejor posible. Pero poco se puede hacer ante el embate de este otro capricho de la naturaleza que pone igualmente en evidencia la imposibilidad que tiene el ser humano de contrarrestar eventos como este, caprichosos, y que causan enorme dolor a su paso. 

 

Terremotos y huracanes que golpean a nuestra gente, en forma repetida, consecutiva y que demandan de entereza y solidaridad, como ha sido en la historia, incontables ocasiones.

Nuestros mejores deseos a quienes se ven afectados por estos fenómenos naturales, y nuestro llamado, reiterado, a la solidaridad de quienes estamos en condiciones de ofrecerla.
 


 

    


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