SAINT PAUL, MN
A un mes de que el huracán María causara devastación y dejará a los residentes de Puerto Rico al borde una crisis humanitaria, muchos de los estragos que causó siguen ahí: las calles siguen sin luz, los semáforos están sin funcionar, las colas en las autopistas siguen siendo kilométricas, aun no se regularizan los servicios de agua potable o servicios médicos y la escasez de comida caliente continua.
Para millones de puertorriqueños, esto es un nuevo modo de vida: “su existencia después de María”. De acuerdo a cifras oficiales el 80 por ciento de la población continúan sin luz, cerca del 40 por ciento siguen sin teléfono y un 30 por ciento no tiene acceso a agua potable.
María dejó a gran parte de los 3.4 millones de habitantes sin electricidad y agua potable y con una escases de comida y gasolina, así como enormes daños a la infraestructura.
El municipio de Utuado, es uno de los más afectados ya que quedó incomunicado luego de que colapsara el puente que los conecta con el resto de la isla, hasta allí solo ha llegado la ayuda de FEMA, gracias a un helicóptero.
A dos semanas del paso de María, el gobernador de la isla , Ricardo Roselló dijo que los daños ascendían a cerca de 90 millones de dólares, lo que da una idea de la devastación que sufrió Puerto Rico. En información más reciente, el gobierno estimó que unas 250 mil familias se quedaron sin techo.
Pero después de María, surge una nueva amenaza: la de las enfermedades, como leptospirosis, una enfermedad que se contagia a través del contacto con la orina de ratas y otros animales. De acuerdo a las autoridades de salud, hasta el momento se han registrado 74 casos con los síntomas de la enfermedad, la cual puede ser mortal. El peligro para muchos de los habitantes es que están bebiendo agua de los manantiales, algo que en las montañas de la isla ha sido esencial para sobrevivir.
Luego de que el presidente Donald Trump asegurara que Estados Unidos ha hecho “un gran trabajo” en levantar la isla, el gobierno de la isla continúan exigiendo la ayuda federal. “Reconocemos que se ha hecho mucho, pero todavía queda mucho por hacer”, declaró el gobernador tras los comentarios de Trump.
Localmente, comunidades se han unido para colectar víveres y fondos de apoyo, a través de organizaciones, negocios y la custodia de fondos por parte de una importante organización sin fines de lucro, civiles líderes del esfuerzo planean hacer llegar la ayuda directamente a comunidades dañadas por el desastre natural.
Por lo pronto, los boricuas siguen teniendo la ayuda de aproximadamente 15 mil militares y personal de agencias federales que siguen trabajando para regresar a la isla a la normalidad.