MINNEAPOLIS, MN
Conocí a Joe Minjares hace algunos años. Acaso 15, 18, cuando participaba en la puesta en escena de la obra Minnecanos, producida por el Mixed Blood Theater.
En ese entonces, la propuesta de hablar de las comunidades Latinas en Minnesota, a través de una recolección de memorias, de historias disímbolas pero coincidentes, me pareció sumamente atractiva. Pero sobre todo la actuación que ofrecía Joe, como abuelo de un chico que habría nacido en Minnesota y poco entendía de su raíz.
Joe Minjares es ese joven, quien nació en los Estados Unidos, hijo de un inmigrante mexicano que llegó al país bajo el Programa Bracero, y que tuvo que volver a México, dejando a su esposa y a su hijo en un país que le habría sido ajeno, y al que no volvería.
Joe Minjares fue el joven, hijo de inmigrante, que se desarrolló como actor, al tiempo que se convertía en un ícono entre tantos en la ciudad de Minneapolis y en todo el estado. Un emprendedor que echó a andar un negocio de comida, que comenzó casi por casualidad, y que pronto se convirtió en punto de referencia. En el 4820 de la Avenida Chicago, Pepito’s era una parada obligada al asistir al cine en el Parkway Theater, pronto propiedad del mismo Minjares, y disfrutar de sus platillos con sabor a Tex Mex. Pepito’s fue también un punto de reunión de miles, alrededor de estas fechas, de navidades y de fin de año, para disfrutar de veladas inolvidables.
Este 31 de diciembre, Joe Minjares se despide de su clientela, luego de luchar contra una costosa y molesta fibrosis pulmonar, que le aqueja desde el 2011, y que ha drenado drásticamente la economía familiar. En su mensaje, publicado en Facebook, Minjares dice que es tiempo de retirarse, de dejar de lado ese negocio que inició en 1975, y al que él mismo acredita a la comunidad como parte responsable de su mantenimiento y luminosidad.
Un negocio que comenzó acaso en forma accidental, habida cuenta que se trataba de un sitio de venta de pizzas, y al que su esposa, Sue, sugiriera invitar a la mamá de Minjares a cocinar tacos. Algo escéptico, Joe accedió, con la sorpresa de que los tacos de su mamá habría de atraer a una creciente clientela a través de la recomendación de boca en boca.
“Pero entonces, TU viniste. Te pregunté si habrías probado un taco. TU dijiste que no, y TE di uno. La semana siguiente, TU volviste y preguntaste por otro taco, pero esa vez TU trajiste a un amigo. Entonces, tu amigo trajo a otro amigo. Entonces, ellos trajeron a sus familias. Así es como todo comenzó para nosotros,” se lee en la despedida publicada por Joe Minjares.
Cuando se ha tenido la oportunidad de conversar con Joe, Pepito, Minjares, se goza el placer de la reconstrucción histórica. Y sobre todo si esta conversación tiene lugar en Pepito’s. En donde se puede ver una serie, larga y sustanciosa, de fotografías, de panfletos, de recuerdos, que nos cuentan esa poco conocida experiencia del ser Latino en Minnesota.
Joe Minjares, quien sirviera en el ejército entre 1964 y 1968, hijo de Benjamín y Guadalupe Minjares, trabajó en el cine al lado de actores de la talla de Jim Carrey, Marisa Tomei, Tim Robins, y más recientemente Woody Harrelson, en Wilson. El mismo que apareció en programas de TV como Roseanne o ER, y que ha tenido presencia constante en el teatro, no sólo en Mixed Blood, sino en el Guthrie y en tantos otros foros.
La de Minjares, la de Pepito’s, es una historia que no debe pasar desapercibida, y que al comenzar este año, cierra un capítulo del que todos debemos saber. Adiós, Pepito’s. Pronta y efectiva recuperación Joe Minjares.