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SALVADOREÑOS EN EL DESAMPARO AL SER CANCELADO EL TPS

Salvadoreños en desamparo al ser cancelado el TPS

SAINT PAUL, MN

Una noticia que se esperaba, así como algo inevitable, y que sin embargo se deseaba no llegara. Hoy, el presidente Donald Trump ha decidido poner fin al status legal de inmigración legal temporal para cerca de 200,000 personas de origen salvadoreño, quienes han vivido en los Estados Unidos por casi 20 años. Así lo comunicó el Departamento de Seguridad Nacional este lunes, 8 de enero de 2018. 

Bajo esta medida, quienes sean originarios de El Salvador, y se encuentren bajo el status de protección temporal (TPS por sus siglas en inglés), deberán volver a su país en septiembre del 2019, o pasar a ser inmigrantes indocumentados en caso de que decidan permanecer sin protecciones legales de por medio. 

Con esta medida, la administración del presidente Trump ha dado por concluidos los status de protección temporal para ciudadanos originarios de cuatro países: El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudan. Al momento en el que el Sr. Trump tomara posesión del cargo, había 10 países cuyos ciudadanos podrían acogerse a programas de protección temporal.

Para los salvadoreños, la condición de protección temporal se puso en efecto a partir del año 2001, como consecuencia de los devastadores terremotos que habrían provocado la muerte de al menos 1,000 personas en dicho país centroamericano. Por ello, el argumento de que el país se ha reconstruido y recuperado lo suficiente desde esos eventos, ha sido enarbolado por el régimen, en vos de la directora del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), Kirstjen Nielsen, quien sostiene que el TPS es innecesario.

Las administraciones previas, de George W. Bush y Barack Obama, habrían renovado el TPS cada 18 meses, con el argumento de que la recuperación completa no se habría alcanzado en El Salvador, además de que la violencia en el país se habría vuelto incontrolable, en manos de los carteles, todo lo cual hacía imposible a las familias protegidas el volver a su país con seguridad. 

Incluso, el pasado mes de febrero del 2017, el mismo DHS habría advertido a los viajeros estadounidenses que El Salvador era uno de los países con mayores niveles de criminalidad en el mundo, listando extorsiones, asaltos y robos como eventos comunes. Esto mismo no forma parte del discurso para justificar la cancelación del programa, sin embargo. 

La noticia hoy deja a miles de salvadoreños en medio de la desolación.

Esa que muchas personas procedentes de América Latina sienten, al llegar a este país  en busca de mejores condiciones de vida, y ser vistos como ciudadanos de países pobres, carentes de todo, incluida la educación, y que están dispuestos a recibir migajas. Inmigrantes latinoamericanos que han sido dibujados como los “buenos salvajes” desde la década de los 40s, y que siguen siendo vistos como originarios de países bananeros. Inmigrantes que pueden ser parte del discurso político en cualquier momento, y que pueden ser beneficiados o perjudicados, dependiendo en la persona de quien dirija los destinos del país. Inmigrantes que llegan con nada, y que al final del día terminan sin nada, al depender de esos vientos políticos.

Incluso los esfuerzos realizados por el gobierno de El Salvador, y de congresistas y senadores que defendieron el TPS, carecieron de efectividad ante una administración que busca cambiar el sentido de la historia, y acaso evitar que lleguen a este país quienes sean vistos como “diferentes”. Una más entre las múltiples acciones que el régimen toma en contra de la inmigración, sin considerar los aportes que grupos de inmigrantes ofrecen a las economías locales y nacional.

 



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