SAINT PAUL, MN
El presidente de los Estados Unidos ha presentado su mensaje sobre lo que él, y su más cercano grupo de colaboradores, cree que es el estado del país a un año de haber tomado el liderazgo de la nación más poderosa del planeta. En su discurso, destacó que no ha habido nunca un mejor momento para vivir en los Estados Unidos que el presente, pese a que ha promovido múltiples iniciativas para limitar el arribo de nuevos inmigrantes.
Con lo anterior, el presidente de los Estados Unidos buscaba reciclar y reacomodar lo que él ve como un éxito a lo largo de su primer año de gobierno. Considerando que los signos de éxito descasan en lo que él llamó enormes cortes en la carga impositiva, desregulación de tarifas y una “gran ofensiva en contra del estado islámico”, indicando que eso será la base de un segundo año de gobierno que creará un “nuevo momento Americano.” Un sueño que el actual presidente se ha dedicado a convertir en pesadilla para muchos inmigrantes en este país.
En un tono completamente optimista, el presidente se dirigió al país, y al mundo entero, llamando a una alianza bi-partidista en torno a dos asuntos que podrían definir lo que será el segundo año de gobierno de Donald Trump: inmigración e infraestructura. En momentos previos a su discurso, el presiente se habría dirigido a los medios indicando que bajo su gobierno terminaban décadas de división entre partidos en el ámbito político, y que él, como hombre de negocios, habría aprendido, a lo largo de un año, a gobernar al país “con corazón.”
Y de esa misma firma se dirigió a la nación, con múltiples ocasiones en las que su mano se plantó en el corazón, el suyo, al referirse a las víctimas de la violencia, tanto como cuando indicaba que los Estados Unidos se encaminaban a lo que él llamó, un nuevo boom económico.
Pero al mismo tiempo, el presidente de esta nación quedó en evidencia al presentar a los padres de dos jóvenes adolescentes de Long Island, quienes fueron asesinadas por el grupo MS-13 (Mara Salvatrucha), al no mencionar que dicha banda de criminales tenía sus orígenes en Los Ángeles en la década de los 80s. Como en un guion cinematográfico, los padres presentes se encontraban en llanto, con uno de los padres con el puño en alto. Cosa que Trump no dejó de lado para insistir en “la necesidad de construir la muralla fronteriza,” el contratar a un mayor número de agentes de inmigración, y “asegurar que otras familias nunca tendrán que soportar este dolor.”
De la misma forma, el presidente se refirió a los grupos de criminales, según los calificó, que estaban envueltos en la guerra contra el terrorismo, empleando su discurso para anunciar que habría firmado una orden ejecutiva que habría de revisar las políticas de detención militar y que mantendría en función las instalaciones de la Bahía de Guantánamo, en Cuba, para enviar ahí a quienes su gobierno considere como enemigos de los Estados Unidos.
En materia de impuestos, Trump no tuvo dudas en calificar a la ley de impuestos que habría recientemente firmado, como una que “proveerá de un enorme alivio a la clase media y a los pequeños negocios.” Dijo también que habría finalizado lo que llamó “la guerra sobre carbón limpio,” al recortar muchas más regulaciones sobre el asunto, en comparación con cualquier otro presidente, que habría logrado eliminar acuerdos comerciales que, dijo, favorecían sólo a uno de los socios, y que “eran injustos.”
Trump puso énfasis en un momento en la historia de este país en el que el congreso ha sido dominado por una mayoría republicana, y en la que, dijo, era tiempo para llamar a la “unidad” partidista, para “darnos la infraestructura segura, rápida, confiable, y moderna, que nuestro pueblo requiere.”
Un discurso que ha sido difícil para un presidente que está acostumbrado a hacer crípticas declaraciones que no exceden los 280 caracteres que permite el Twitter, y que hizo alusión a diversos temas que ha abordado recurrentemente, incluyendo el aspecto militar y sus continuos apuntes racistas.
Nada nuevo, nada sorprendente, y si, una capa más de un sombrío futuro para este país bajo una presidencia caracterizada por contradicciones y amenazas. Así fue el primer informe de gobierno de Donald Trump. Vacuo, sin contenido, y si lleno de sinsentido.
