SAINT PAUL, MN
El presidente de los Estados Unidos ha dedicado gran parte de sus días explicando cómo, desde su perspectiva, se puede prevenir que ocurran mayores masacres en el país. Entre otras cosas, sostiene que los maestros deben asistir a las escuelas con armas, y recibiendo entrenamiento para su uso apropiado. Incluso, Trump ha sugerido que se debiera premiar a los maestros que lleven consigo armas a sus salones de clase, pues, dijo, nadie entraría a una escuela si el 20 por ciento de los maestros llevasen consigo un arma. Luego dijo que el porcentaje debiera ser 10 o acaso 40 de los maestros en las escuelas con armas.
De acuerdo con diversas estimaciones, esta medida sería sumamente costosa. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Raj Shah, dijo que lo propuesto por el presidente no ha llegado aún a ser una propuesta legislativa pero que con lo expuesto, se han establecido preguntas que llevarán a un plan que reciba apoyo financiero.
Es probable, incluso, que el apoyo surja justamente por parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), a quien en diversos foros se responsabiliza directamente por la desproporcionada cantidad de eventos en los que gente armada comete actos violentos y provoca masacres en diversos puntos del país. Y es NRA también quien invierte enormes cantidades de dinero en antesalas ante las legislaturas, tanto que se le responsabiliza de la inmovilidad de los cuerpos legislativos en actuar para encontrar soluciones efectivas a los asesinatos masivos.
La respuesta de los maestros ante la propuesta presidencial es inequívoca. En palabras del líder de la Federación Americana de Maestros (AFT por sus siglas en inglés), los maestros no desean asistir a sus clases armados. Lo que buscan es enseñar, no buscan ser francotiradores ni tiradores precisos, para lo cual ni tan solo están entrenados. El planteamiento es básico: no hay entrenamiento que pueda preparar a un maestro armado a actuar en contra de una AR-15 (rifle de asalto).
Por su parte, Trump asegura que no desea que los maestros todos estén armados; pero que no duda que haya entre los maestros quienes tengan altas aptitudes para el manejo de armas, y que son ellos precisamente quienes debieran recibir un permiso especial para cargar y usar armas de fuego, pues, según su perspectiva, ello haría que las escuelas dejen de ser un punto atractivo para criminales, al ser muy probable que encontrarán resistencia.
El discurso presidencial parece revelar una cierta posición que responde a los intereses de la NRA, a la que ha expresado apoyo desde que se encontraba en campaña. Y los sectores más conservativos de la sociedad norteamericana han expresado su completo apoyo a la organización, con el argumento de la defensa de la segunda enmienda, la cual se establece como uno de los pilares de las “libertades individuales”, y que se verían amenazadas en caso de que se limitara su ejercicio.
Siendo los Estados Unidos el país con mayor número de ocurrencias de eventos en los que las armas de fuego son protagonistas, es inaceptable, dijo Randi Weingarten, presidente de la AFT. El promover que los maestros lleven armas consigo en los pasillos y salones de clase, generará mayor tensión y sentimiento de inseguridad entre los estudiantes y el personal en general.
En Texas, algunas escuelas cuentan ya con personal armado para prevenir cualquier circunstancia difícil, como la ocurrida en el 2012, en la escuela Sandy Hook. Sin embargo, ello no es garantía de nada, como lo ha probado el caso de Florida, en el que un oficial armado, asignado al cuidado de la seguridad del campus, no intervino en ningún momento, y antes bien buscó refugio. La reacción no fue la esperada, y se trata de una persona con entrenamiento en el uso de armas en circunstancias especiales. Algo que menos podría esperarse de un ciudadano común.
Entretanto, los jóvenes estudiantes en todo el país, continúan con movilizaciones en protesta por las condiciones bajo las cuales se autoriza la venta de armamento y municiones a personas de 18 años de edad. Y sus voces son fuertes.
