MINNEAPOLIS, MN
Jose Luis, conductor de Uber, conversa fluidamente. El rendimiento del auto, la ventaja de tener un Prius en la Ciudad de México, el nivel del tráfico, los días buenos, y los malos. De pronto, la pregunta: “y, usted ya decidió por quien va a votar… bueno, ya sé que el voto es secreto, pero, bueno, entre los clientes siempre conversamos del asunto, y creo que hoy esta candente.” Casi sin esperar respuesta, asegura que Andrés Manuel López Obrador será el. Que es su turno, al fin dice, para realmente ocupar la presidencia. “La tercera es la vencida,” dice como sentenciando.
Así, estando en México, es posible identificar diversos foros de discusión, todos volcados a discutir, convencer, aprender, sobre el proceso que culmina el próximo 1 de julio. Por un lado, las discusiones que se desatan en los medios de comunicación masiva, incluidos los diarios, la radio, la televisión. Especialistas de diversos temas analizan discursos, propuestas, acciones, formas de vestir, contradicciones, a fin de “informar” al público en general. Pero en muchas ocasiones pareciera que más bien buscan convencer a la gente que votar por cierto candidato (“ya sabes quien”) significaría llevar al país al abismo.
Por otro lado, los taxistas, las vendedoras en los mercados, los meseros, los conductores de Uber. Todos ellos escépticos, diletantes, y expectantes. Dudando de lo expresado por los medios, con base en años de experiencia. Algunos preguntando si sería posible llegar al fondo de un abismo aún más profundo del que hoy caracteriza al país. Muchos indicando que las acusaciones que hacen periodistas e intelectuales tienen el claro trasfondo de desprestigiar, y que no informan en forma completa. Que qué curioso que no reporten nada negativo de los otros candidatos.
Que la furia de los ataques les hace sentir mayor simpatía por “ya sabes quién.”
Y también está ese foro, amplio y acaso sobrepoblado, que ofrecen los medios sociales. En donde unos comparten la información que, desde su punto de vista, ratifica lo que han expresado, para provocar las reacciones de otros. Muchos de ellos simpatizando con lo expresado, lo cual pareciera ser lo lógico, pues son amigos, reales o virtuales, de quienes escriben. Algunos cuestionando, debatiendo, discrepando, y con ello abriendo largos espacios de intercambio de ideas.
Gracias a ello, la discusión se extiende, se expande, y toca a mexicanos (y otros) dentro y fuera del país. Y, en la medida en que las redes conectan, también distribuyen información. Con ello, el interés por el proceso parece tomar vuelo, y causar revuelo. Sobre todo, cuando las encuestas de opinión en México y fuera del país, muestran una constante: el líder de Morena, López Obrador, se mantiene al frente de las preferencias de los ciudadanos que habrán de votar muy pronto.
Pero también, este domingo tendrá verificativo el primer debate público entre los candidatos, en el que se espera, por parte de algunos, que López Obrador pierda fuerza, dado su conocido problema para debatir, y que con ello quienes se encuentran en segundo y tercer lugares en las encuestas, repunten, para redefinir el proceso, y apuntalar a otro vencedor.
Dentro y fuera del país, pareciera que el objetivo de muchos entre quienes opinan, es llamar a no votar por “ya sabes quién,” sin presentar argumentos que puedan fortalecer alguna otra propuesta. Simplemente, el miedo es enarbolado como premisa para no elegir a Andrés Manuel, pero no dicen en cambio a quien elegir. Como si ello también implicara algún compromiso que nadie quiere asumir.
Pero que, sin duda, y como se expresa en los medios sociales, pareciera más bien ofrecer un futuro ominoso en caso de que la mayoría decida por el cambio.
Esperemos a ver lo que arroje el primer debate, de tres programados, para revisar el posible impacto del mismo en la opinión pública. Acaso entonces quienes han hecho campaña en contra de… puedan al fin animarse y a hacer campaña en favor de.