MINNEAPOLIS, MN
Decenas de millones de los casi 80 millones de milenarios en los Estados Unidos, la generación diversa de estadounidenses entre aproximadamente 16 y 34 años, no están posicionados para prosperar en el mundo de hoy en términos de su nivel de capital humano.
No es un ataque a los milenarios; nosotros estamos fallando a muchos en esta generación. Como resultado, hay importantes consecuencias económicas y sociales para los marginados — y para todos nosotros, según la investigación más reciente de ETS.
Basado en un análisis de datos del Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de los Adultos (Programme for the International Assessment of Adult Competencies, PIAAC), los autores de “Too Big to Fail: Millennials on the Margins” (Demasiado grandes para fracasar: los milenarios marginados) muestran que casi la mitad de los milenarios estadounidenses, aproximadamente 36 millones, está intentando hacer la transición a funciones propias de los adultos con bajos niveles de alfabetización, y más de la mitad, casi 46 millones, lo está haciendo con bajas habilidades numéricas.
En adición, según los autores del informe, las investigadoras de ETS Anita Sands y Madeline Goodman, los milenarios con bajos niveles de competencias tienen más probabilidades de estar sin empleo, no formar parte de la fuerza laboral, trabajar en empleos de baja cualificación y ganar sueldos bajos, y tienen menos probabilidades de tener cobertura médica que los con mejores cualificaciones. Es más, tienen menos probabilidades que sus colegas con mejores calificaciones de confiar en otros, estar involucrados cívicamente y sentir como si pudieran tener una influencia sobre el gobierno.
En los Estados Unidos los milenarios heredaron era un país que experimentaba un cambio sísmico. Durante la década del 80, los Estados Unidos se estaba dejando de ser una economía industrial con un récord bastante exitoso de apoyar a una amplia clase media, para convertirse en una economía que dependía cada vez más de una cadena de suministro global. El cambio impactó muchas facetas de la vida estadounidense, entre las que se destacan la naturaleza del trabajo y la necesidad de niveles más altos de competencias de alfabetización y de conocimientos numéricos.
Hay menos oportunidades económicas sustentables disponibles a los que carecen de niveles más altos de competencias. El trabajo disponible a las personas con niveles inferiores de cualificación frecuentemente conlleva riesgos: muchos empleos que pagan por hora en el creciente sector de servicios, donde muchos con bajos niveles de cualificación encuentran empleos, no ofrecen cobertura médica, beneficios de jubilación, salarios sustentables o aun horarios fiables.
Y lo peor, mientras que las tasas de logro educativo, tanto para la secundaria como muchas formas de la educación postsecundaria, han aumentado, muchos adultos jóvenes que han recibido un título o están estudiando para obtener un título todavía no tienen las habilidades necesarias para progresar económicamente.
En adición, muchos estudiantes que cursan estudios universitarios hacen frente a un endeudamiento creciente por la educación post-secundaria que han recibido.
“Estos resultados deberían inquietarnos profundamente”, dijo Sands. Goodman estuvo de acuerdo, y señaló, “Muestran nuestro pasado en el hecho de estar en gran medida arraigadas en las oportunidades desiguales para adquirir y desarrollar el capital humano, y, cada vez más, el capital social. Y los resultados también señalan nuestro futuro si no cambiamos de rumbo. Dado lo que se sabe acerca de cómo las ventajas y desventajas se multiplican de generación en generación, la suerte de muchos milenarios pone en peligro no solo a este grupo crítico sino a generaciones futuras”.