CIUDAD DE MEXICO, MEX.
El descontento social ha escalado a niveles incontrolables en Nicaragua, luego que el presidente Daniel Ortega dictara una reforma a la Seguridad Social en el país. Hasta el momento, se suman alrededor de 30 muertos como consecuencia de las múltiples protestas que emergieron a lo largo y ancho de todo el territorio nicaragüense.
En ese contexto, y luego de cinco días consecutivos de desmanes y violencia, rodeando las protestas masivas en contra de la iniciativa de Ortega, el mismo presidente ha anunciado que serán anuladas las reformas. La ley reduciría las pensiones en un 5 por ciento, lo cual provocó molestia entre amplios sectores de la población. La intervención policiaca se caracterizó por actos represivos, que provocaron reacciones violentas por parte de los manifestantes, y de lo cual se aprovecharon muchos, con saqueos y vandalismo.
El período de protestas expuso también una clara división entre los sectores oficialistas, militantes sandinistas, y quienes desaprueban el mandato de Daniel Ortega, quien fuese el coordinador de la Junta Nacional para la Reconstrucción de Nicaragua, de 1979 a 1985, luego del triunfo de la rebelión sandinista, y que ocupara la presidencia del país entre 1985 y 1990. Hoy, como presidente en funciones desde el 2007, Daniel Ortega enfrenta la crisis más seria de su mandato.
Intentando resolver la crítica situación, Ortega aceptó en un discurso televisado que sus propuestas no tuvieron viabilidad, creando una “situación dramática,” por lo que decidiría dar marcha atrás a la implementación de la ley. La misma no solo reduciría en 5 por ciento las pensiones, sino que proponía aumentar las contribuciones de empresas y trabajadores, con el fin de rescatar al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Con dicha medida, el gobierno estimaba poder recaudar unos 250 millones de dólares que habrían sido destinados a lo señalado.
Apenas el sábado pasado, Ortega habría invitado a la iniciativa privada dialogar, con la intención de solicitar el apoyo de dicho sector, a lo cual los empresarios respondieron que no aceptarían hasta que la represión cesara. Hoy ha invitado de nueva cuenta a los empresarios y al cardenal Leopoldo Brenes, a fin de “sacar una resolución que asegure el fortalecimiento de la Seguridad Social a largo plazo.” Las expectativas del presidente son que con el diálogo pueda disminuir la tensión que se ha manifestado en las calles.
Entre las víctimas de la violencia desatada, se cuentan a un policía y a un periodista, éste último que recibió un balazo en la cabeza mientras cubría las manifestaciones de Bluefields, en la Región Autónoma Caribe Sur. Ángel Ganoa trabajaba para el informativo El Meridiano.
La atención internacional se ha centrado en la petición de diálogo y solución a los problemas que se viven, e incluso el Vaticano, en voz del Papa Francisco, ha manifestado preocupación, así como la intención de mediar para abrir las vías a encontrar soluciones. El clero local también se ha propuesto promover la busca de soluciones, denunciando igualmente hechos de represión por parte de las fuerzas armadas, a las que Ortega habría sumado al ejército como intento por solucionar los eventos violentos.
Llama la atención que las mayores protestas han tenido lugar en zonas consideradas “bastiones sandinistas”, en las que históricamente el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) ha recibido apoyo significativo, lo mismo que el presidente Ortega.
Ante los hechos, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ha condenado la violencia y el uso excesivo de la fuerza durante las protestas en Nicaragua. A ello se ha sumado la Organización de Estados Americanos (OEA), mediante un comunicado oficial, ofreciendo que podría fungir como órgano mediador y facilitador del diálogo.
