SAINT PAUL, MN
Desde hace unos días, en nuestros calendarios se dan cita ya, como lluvia de estrellas, diversas celebraciones.
Independientemente de afiliaciones religiosas, o ante la falta de ellas, a partir del 31 de Octubre el ambiente se satura de un clima de fiesta constante, de celebraciones continuadas, como si de encontrar un motivo para celebrar dependiese nuestra vida misma. En México y Centro América, la gente recuerda y conmemora a sus muertos; pero no por ello deja de celebrar la fiesta de Halloween, y se disfraza y acude, sobre todo en los barrios urbanos, a repetir la tradición de pedir dulces a cambio de no asustar. Y a partir de ahí, comenzamos una carrera frenética que incluye, en tantos lugares y culturas, el fin del ciclo agrícola, o el fin de la cosecha. Ello abre la puerta para una de las celebraciones más largas en el año, que incluye la Navidad y el recibir al nuevo año, como paquete todo incluido, y que se extiende hasta el 6 de enero, en el que culturas con raíces Hispanas celebran el nacimiento del hijo de un dios. Hay quienes incluso se extienden hasta febrero 2, el día de la candelaria.
Entre todas las celebraciones, destaca el del Día de Acción de Gracias, que es celebrada casi exclusivamente en Estados Unidos y en Canadá. La acción de gracias se orienta a agradecer por la cosecha y para pedir la mejor de las suertes y bendiciones para el siguiente año. Aun cuando hay muchas otras celebraciones alrededor del mundo, ésta en particular se encuentra ligada también con raíces históricas. Se ha establecido que es el cuarto jueves del mes de noviembre cuando se recuerda el fin de la cosecha, a pesar de que esta mayormente ocurre mucho antes del fin del mes de noviembre.
De acuerdo con diversos testimonios, dentro de la tradición inglesa, los días de acción de gracias, y en particular los servicios religiosos ligados a ello, adquirieron importancia durante el período de la Reforma, bajo el reinado de Enrique VII, y como respuesta a tantas celebraciones católicas entonces. El período en el que se realizaban las celebraciones se amplió, en función de eventos singulares, como sequías en 1611, inundaciones en 1613 y las plagas de 1064 y 1622. Quienes vivieron para contarlo, agradecían con fe por el hecho.
La transición de la celebración a los Estados Unidos fue documentada por primera ocasión en 1621, en lo que hoy es Massachusetts. Ese año, se tuvo gran éxito en la cosecha de lo sembrado, y dadas las condiciones de precariedad que habían vivido los primeros inmigrantes ingleses, la celebración fue ruidosa y emotiva. Pilgrims y puritanos llevaron consigo la tradición al migrar de Inglaterra durante los 1620s y 1630s. Muchos son los días que se han señalado como “El Primer Día de Acción de Gracias”, cubriendo el período de 1621 a 1631, y desde Plymouth (hoy Massachusetts), hasta Boston.
La tradición puritana e inglesa, se mantiene en los Estados Unidos, y en muchas ocasiones las razones para la celebración se transforman de lugar en lugar y de tiempo en tiempo. Es a partir de 1660 que la celebración se convierte en una práctica regular. Fue el presidente George Washington quien instituyó, por decreto, que el Día de Acción de Gracias sería, por edicto, el 26 de Noviembre de cada año, día que sería “un día de agradecimiento público y rezo, que sería observado a través del reconocimiento, con corazones agradecidos, las muchas señales que el Señor Todopoderoso nos ha enviado.” Washington se refería al fin de la Revolución de Independencia, y a la expansión territorial estadounidense, fuera de las 13 Colonias.
La representación tradicional del día de Acción de Gracias en los Estados Unidos ha sido debatida múltiples ocasiones. Referencias al encuentro entre los “colonizadores” y los habitantes originales son escasos, y surgen en tiempos más bien recientes. Coincide con la celebración de la cosecha que muchas culturas indígenas tenían. Pero, Afirma James Baker, “históricamente, ninguna de las fechas referidas ha tenido influencia alguna en la evolución de la celebración moderna en los Estados Unidos. La fiesta Americana tiene su verdadero origen en la Nueva Inglaterra calvinista. Nunca se emparejó con el festejo de Sabath (judío), ya que las celebraciones puritanas pusieron días especiales para ello durante una semana de Acción de Gracias y rezos, en respuesta a la providencia de Dios.”
Hoy, el día de Acción de Gracias tiene un tono singular, habida cuenta de la división que se da en los planos políticos, y ante eventos que están resonando en todo el país con fuerza, como es el caso de la reforma migratoria y la acción ejecutiva presidencial. Seguro que cada quien dará un sentido diferente al Día de Acción de Gracias. Esperemos que sea, como el mito señala, un punto de confluencia y buena fe, que abra las puertas a un diálogo racional y con respeto, que lleve a encontrar las mejores respuestas, independientemente de credos y conciencias políticas.