CIUDAD DE MEXICO, MEX.
De los cinco que quedaban, ya nada más quedaron cuatro. Y este domingo, se presentaron al segundo debate para la confrontación de ideas y de proyectos.
En esta ocasión el tema global era discutir sobre la posición de México en el Mundo. Y ahí estuvieron puntuales Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez Calderón. El foro, como configurando el sentido y orientación del debate, fue la Universidad Autónoma de Baja California, en la ciudad fronteriza con los Estados Unidos, de Tijuana.
Acaso debido a que el foro se situó en Tijuana, poco fue lo que se planteó en torno a la posición de México en el mundo. Y las preguntas, en esta ocasión presentadas por parte de parte del público presente (preseleccionados), con lo que el tema se centró en la relación de México con los Estados Unidos.
El foro también caracterizó un debate en el que los candidatos tuvieron la oportunidad de caminar, de conversar uno con otro cara a cara, de verse más libres a hablar, sin el acartonamiento de mantenerse al lado de sus atriles como fue en el primer debate. Sin embargo, como lo coinciden los coordinadores de las campañas de los candidatos, los moderadores parecieran haberse visto rebasados, quedando a deber.
Escasas propuestas, acaso debido a la necesidad de mostrarse informados, y reaccionar a la eventual presión que ejercían los moderadores, para responder a las preguntas planteadas. Para el candidato de la alianza PAN/PRD, las anécdotas de casos de individuos a los que ha conocido personalmente, formó parte significativa de sus intervenciones, buscando motivar sentimentalmente, pero acaso sin lograr manejar apropiadamente el tiempo para arribar a propuestas concretas.
Uno de los temas a discusión se centró en las políticas migratorias mexicanas, en el contexto del reclamo del presidente de los Estados Unidos, porque México “no hace lo suficiente” para detener a inmigrantes centroamericanos. Tres de los candidatos criticaron la política actual indicando que hay desdén por los inmigrantes internacionales, cosa que pretenden resolver, como dijo Andrés Manuel López Obrador, será mediante la ubicación del Instituto de Migración en Tijuana, y dando la bienvenida a los inmigrantes, pero también planteando un programa multinacional de desarrollo regional para desincentivar la necesidad de migrar.
Se discutió el asunto de las medidas interiores sobre los migrantes de retorno, se plantearon diversas posiciones, incluyendo la timidez del gobierno de Peña Nieto ante la visita de Trump, de la que fue corresponsable Jose Antonio Meade, y que mostro también falta de una posición firme del gobierno mexicano ante quien se manifiesta en contra de la población mexicana en los Estados Unidos desde antes de que fuera candidato.
Ante la necesidad de dar respuesta a lo que viven los mexicanos en el país vecino del norte, López Obrador indicaba que los cincuenta consulados se convertirían en defensorías de derechos humanos, y que sus casos serían denunciados ante organismos como la ONU.
Por cuanto a una pregunta directa sobre la legalización del consumo de marihuana en México, y en el contexto en el que más de 10 estados de los Estados Unidos, y Canadá lo han hecho, Anaya indicó que la cuestión sería puesta a debate entre los mexicanos.
Los DREAMERS fueron mencionados, pero no hubo propuestas concretas sobre cómo trabajar con ellos para apoyarles. Acaso la insistencia en el papel de los consulados como agencias defensoras de sus derechos, y el llamado a organismos multilaterales, como indicó López Obrador. Los retornados, los deportados, motivaron ofertas sobre el incremento en el salario mínimo, y un ligero esbozo sobre programas de reinserción cultural, sin quedar claro cómo sería
La parte divertida provino de parte de Jaime Rodríguez, El Bronco, cuando obligó al candidato de Morena, PT y PES, a dar un abrazo a los candidatos del PRI y del PAN, a lo que el aludido accedió.
Pero también emergieron los ataques, igualmente centrados en López Obrador, algunos escarceos entre Meade y Anaya, y destacó que López buscara responder a los mismos.
Los posicionamientos, al final, no abundaron, y pocos surgieron nuevos. Sin embargo, bajo el formato de este segundo debate, los cuatro candidatos se mostraron más cómodos, y participativos, ofreciendo mayor espacio para interacciones y algo de frescura.
Sería necesario, sin embargo, que se lograse abrir un espacio para que los candidatos hablen de la posición de México y el Mundo, en el cual esta no sea definida a partir de la relación bilateral con los Estados Unidos.
