SAINT PAUL, MN
Siempre que se piensa en una visita al dentista, surge la automática asociación con una caries, la extracción de uno de los dientes o una dolorosa y profunda limpieza que obliga a uno a mantener una sonrisa forzada, dado el tremendo dolor que queda en las encías. En muchos casos, al uno ocupar la silla del paciente, no se duda en recordar que las más dolorosas torturas en la historia de la humanidad, han sido a través de aplicar dolor en la boca.
Sin embargo, en los días corrientes, la visita al dentista cobra particular importancia. Si bien la visita bianual de rutina (limpieza y revisión) puede considerarse engorrosa, al tener la boca abierta por tanto tiempo, y no poder siquiera responder a las preguntas y comentarios de la/el higienista o la/el dentista. Durante esta incómoda visita, el papel de quien es la/el higienista es el practicar un examen de la salud oral con que contamos, en tanto limpia nuestros dientes. La salud de nuestra boca, al fin de cuentas, puede reflejar nuestro estado general de salud.
Caries y enfermedades de las encías pueden ser por sí mismos un tema de importancia y de cuidado cuando hablamos de higiene oral. Pero ello también puede ser síntoma de mayores preocupaciones, no necesariamente asociadas con el uso regular del cepillo y la pasta. En un reciente reporte presentado por el Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC) se dice que:
“Los dentistas ciertamente pueden mirar de cerca a los dientes y las encías, y pueden también examinar el tejido blando de tu boca, así como verificar tu cabeza y cuello para descartar la presencia de cualquier ganglio linfático o hinchazón de las glándulas salivales (lo cual podría ser un signo de infección o enfermedad) y el función amiento de las uniones temporamundibulares (mandíbula).”
Cinco son las enfermedades más comúnmente ligadas con síntomas discernibles a través de la salud oral: Diabetes (con abscesos en la encías, hinchazón y pérdida de dientes, puede ser indicadores de diabetes tipo 1 y 2); Enfermedades del corazón (enfermedades de las encías puede incrementar el riesgo de un ataque al corazón); Stress y el Bruxismo (pueden detectarse con dientes dañados al chocar unos contra otros en forma regular); Cáncer oral (más de 36mil nuevos casos por año son detectados) y Nacimientos prematuros (mujeres con cierta bacteria en la boca, pueden tener riesgo de afectar el desarrollo del bebé en el vientre).
En Minnesota, existen grandes y numerosas alternativas para el cuidado de nuestra salud oral entre las cuales es posible elegir. Desde los centros en los que se ofrecen servicios centrados en los pacientes, en los que se diseñan servicios en función a las características de cada individuo, hasta aquellos que se ofrecen a comunidades incluso de forma gratuita. Lo importante es, sin duda, que se mantenga el plan de visitas bianuales a los dentistas, independientemente de cuan saludable sean nuestros dientes. Numerosos estudios científicos indican clara asociación entre la salud oral y una gran variedad de condiciones generales de salud, según señala también la Asociación Dental Americana (ADA).
“El nivel de educación y entrenamiento requeridos para obtener un grado como dentista, y los altos estándares académicos de las escuelas de dentistas, se encuentran a la par con aquello de las escuelas de medicina y son esenciales en la preparación de dentistas en una práctica efectiva de la profesión en el cuidado moderno de la salud oral,” resalta el reporte de la ADA, que puede ser consultado en la liga http://www.ada.org/en/about-the-ada/dentists-doctors-of-oral-health.
Cuidemos nuestra salud oral, no tal solo para poder presumir una hermosa sonrisa, sin para estar atentos de nuestra salud en general.