SAINT PAUL, MN
Dentro de los múltiples géneros cinematográficos hay uno que se sitúa entre los más favorecidos por el público que gusta del séptimo arte. Se trata de aquellas cintas que buscan presentar imágenes de lo que será el futuro. Dentro de este subgénero de la ciencia ficción o la fantasía, se pueden nombrar cintas clásicas, desde Metrópoli, de Fritz Lang, en donde un Robot es el centro de la vida en un futuro lejano. Y entonces un número interminable de filmes pueden nombrarse. Pero también existe un sub-género de producción cinematográfica, que es la de hablar utopías y distopías. Las primeras, buscando presentar un futuro prometedor; las segundas, un futuro disfuncional, contrario al concepto mismo de utopía: donde nada funciona de forma apropiada.
Ahí están El Planeta de los Simios, y Los Juegos del Hambre, o bien Terminator o Robocop… En el caso de Los Juegos del Hambre, se ha estrenado el pasado fin de semana largo, por motivo de Acción de Gracias, la tercera cinta de la serie, que será de cuatro por la ya clásica tendencia a generar mayores ganancias al partir una en dos o más partes. Así, en Mokingjay, parte 1, Katniss Everdeen (protagonizada por Jennifer Lawerence), vuelve a presentarse a los ojos de los espectadores en su papel de líder de un movimiento reformador, incluso revolucionario, claramente en contra del estatus-quo. En esta ocasión no se trata de sobrevivir a los ojos del quienes controlan los destinos de la población entera, viviendo en el Distrito 1, y siendo los más ricos entre todos. Quienes han conformado el Distrito 15 son quienes conforman una alianza que busca lograr acceder a una sociedad más igualitaria, donde los pobres no se vean obligados a participar en juegos de sobrevivencia, en los que literalmente los perdedores lo harán con la vida misma.
En los Juegos del Hambre, la trilogía escrita por Suzanne Collins, la sociedad del futuro se encuentra en una situación de completa segregación, y quienes gobiernan establecen una serie de condiciones para que los gobernados puedan aspirar a tener un poco de lo que la clase en el poder tiene. Así, los distritos se numeran en un ordenamiento que supone mayor pobreza y desventaja por cuanto se alejan más en el conteo. Cada cierto tiempo, es necesario que cada distrito nombre un representante que jugará los juegos a fin de sobrevivir y alcanzar un nuevo estatus dentro del orden social. Sin embargo, cuando Katniss logra sobrevivir junto con Peeta, logra también atraer la atención de la gente y convertirla en una héroe inmediata, quien, para el libro tercero, trabaja en conjunto con la presidente rebelde Coin (interpretada por Julian Moore), a fin de exponer las mentiras de los gobernantes y eventualmente derrocarles.
En una nota reciente, publicada en Star Tribune, Luke O’Neil, editorialista del Washington Post, hace una reflexión en torno a la casualidad de que esta nueva cinta haya sido estrenada precisamente el Día de Acción de Gracias, justo previo al Viernes Negro. Y es que el viernes negro es un día caracterizado por luchas sin tregua entre compradores, en busca de “atrapar” las mejores ofertas del día. Golpes, empujones, desvelos y mal humor caracterizan a quienes intentarán cada año tener el mejor televisor plano de 60 pulgadas, pagando precios que no se verán el resto del año. El problema es que sólo habrá dos disponibles en la ciudad. Así, quien logra el premio, será quien sobreviva al juego del hambre por tener eso que los ricos tienes. Los mismos ricos que se enriquecerán aún más con las ventas de locura de los viernes negros.
Como señala O’Neil, el perfil demográfico de los buscadores de ofertas es difícil de establecer, más sin embargo, ha sido caracterizado por gente no blanca, o bien madres solteras. “Sin embargo algo de lo que podemos estar seguros es que no son los más ricos quienes se forman en las filas en el frío ni quienes luchan uno contra otro para obtener un Xbox ligeramente rebajado de precio.” Todo lo contrario, insiste O’Neil, son ellos quienes se divierten viendo a los compradores en los videos que circulan en Youtube, en sus computadoras, tabletas o teléfonos que compraron sin descuento y sin problemas. Son esas personas quienes crean falsa escases de productos, para crear mayor aspiración entre compradores.
Algo así como los juegos del hambre, sin pensar mucho en el futuro, y que cada año se caracteriza por un espectáculo que muchos sufren, pocos gozan, y quienes lo orquestan disfrutan.