Washington, 3 oct (EFEUSA).
Un grupo de científicos ha vinculado el acoso y las agresiones sexuales con una peor salud física y mental entre las mujeres de mediana edad, según un estudio publicado hoy en la revista especializada JAMA.
“Cuando se trata de acoso sexual o agresión sexual, nuestro estudio muestra que las experiencias vividas pueden tener un impacto grave en la salud de la mujer, tanto mental como físicamente”, aseguró la autora principal, Rebecca Thurston, de la Universidad de Pittsburgh.
La investigadora aseguró que es un tema “que debe abordarse con urgencia, no solo en términos de tratamiento sino también en términos de prevención”.
De acuerdo a los autores, se estima que entre el 40 y el 75 por ciento de las mujeres en el país han sufrido acoso en el lugar de trabajo y que al menos una de cada tres ha sufrido agresiones sexuales.
En el estudio actual, Thurston y sus colegas analizaron la asociación entre un historial de agresión sexual o acoso sexual verbal o físico en el lugar de trabajo y los parámetros de salud física y mental, como la presión arterial, el sueño, el estado de ánimo y la ansiedad.
El análisis se realizó entre un grupo de 304 mujeres de mediana edad, de entre 40 y 60 años, que fueron reclutadas originalmente como parte de un estudio más amplio sobre la relación entre la menopausia y la salud cardiovascular.
En el grupo de estudio, aproximadamente una de cada cinco mujeres informó de haber sido acosada o agredida sexualmente. Además, aquellas que eran más jóvenes o que tenían más dificultades financieras tenían más probabilidades de ser acosadas.
“Es importante destacar que el estudio descubrió que las mujeres agredidas tenían casi tres veces más probabilidades de tener síntomas compatibles con depresión mayor y al menos dos veces más probabilidades de tener ansiedad elevada”, apuntaron los investigadores.
Por su parte, el acoso sexual se asoció con una mayor prevalencia de hipertensión, y al igual que la agresión sexual, con una posibilidad dos veces mayor de falta de sueño consistente con el insomnio clínico.
Las asociaciones se mantuvieron del mismo modo incluso cuando se tuvieron en cuenta la demografía, el estatus socioeconómico, el uso de medicamentos y el historial médico.