BURNSVILLE, MN
Minnesota es uno de los sitios en los que el frío es implacable a niveles ciertamente insoportables.
La “gota polar” que cada invierno baja hacia el sur del continente, hace que las temperaturas registren niveles verdaderamente increíbles. Y la situación es aún más crítica para quienes han decidido cambiar sus residencias, provenientes de la parte centro y sur de América, o cualquier otro país en el cinturón entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Incluso, pasar de un registro de -13 grados Fahrenheit (- 25 Celsius), y que se sienten como si fueran en realidad -35 (-37 C) a otro de 78 F (25.5 C) si se viajase estos días de Minneapolis a Orlando.
Cuando uno se dirige al trabajo cotidiano, o bien cuando se acude a dejar a los hijos al colegio, o incluso al ir al gimnasio o al centro comercial, es común escuchar hablar de la inclemencia del tiempo. Uno mismo se siente obligado a mostrar simpatía por quienes entran al salvaguardo interior, o espera que alguien dentro muestre la misma actitud cuando uno es quien entra. Para muchos, el que los londinenses hablen todo el tiempo del tiempo, es tan latente en Minnesota durante el invierno, que puede decirse que quienes vivimos en Minnesota sufrimos del síndrome londinense en esta temporada.
Pero, ¿cuál es el efecto del frío fuera de convertirnos en monotemáticos en nuestros discursos?
Vale la pena recordar un artículo publicado en la revista Mens’ Health (Salud Masculina), en el que se reportó un estudio hecho en 16 lugares de trabajo. Con la participación de 400 empleados, quienes respondieron en ese entonces un cuestionario, se concluyó que el rendimiento que cada uno de ellos tenía se vería afectado con bajas temperaturas. Y no tiene por qué ser una temperatura gélida; si la temperatura en el área de trabajo se registra por debajo de los 68 grados Fahrenheit (20 C), los errores en el trabajo se incrementan en un 44 por ciento.
En testimonios recientes, el tránsito entre los sitios en los que la gente vive, y donde trabaja, genera un período de virtual inactividad entre los trabajadores, que regularmente toman ese tiempo para adaptarse, al transitar de un frío extremo exterior al calor generado por el sistema de calefacción.
Y es que no basta la temperatura ambiente, cuando que lo importante para que el cuerpo y la mente estén en condiciones de producir, es cuando se encuentra rodeado por 71 F (21.3 C) y el cuerpo ha absorbido el calor suficiente.
Otro hallazgo de ese estudio fue que el punto crítico de rendimiento ocurre entre la 1 y las 4 de la tarde, que es cuando el cuerpo humano por lo regular demanda de un descanso, y que se agudiza si la temperatura en la oficina o cualquier otro lugar de trabajo, es baja. El sentimiento de cansancio se magnifica, debido al cambio en el ritmo cardiaco, natural en el ser humano. Podemos entender eso claramente cuando nos enteramos que al dormir nuestro cuerpo baja la temperatura al disminuir el ritmo cardiaco, que tiende a ser alto a la mitad del día, lo que choca con una temperatura fría.
Una recomendación desprendida del estudio es que se solicite que la temperatura se fije en 71 grados, lo cual se traduce al rescate de aproximadamente 2 dólares por persona por día en términos productivos.
Si eso no es posible, una buena taza de té o café caliente podría ayudar. Pero a lo que no auxilia nada de ello es al impacto que la temporada de frío tiene en el estado de ánimo general de la población. El humor de la gente, en general, tiende a ser menos amable durante el invierno en Minnesota, y otros sitios con fríos extremos, en tanto que ello se asocia también a días muy cortos y la falta de luz natural.
Es una recomendación reiterada el buscar y encontrar formas de distracción y esparcimiento, entre las que se citan los deportes de invierno. Acaso no muy aceptados entre los miembros de las comunidades latinas, a quienes recomendamos asistir y organizar reuniones entre amigos, para conversar, reír, recordar, y olvidar el frío y el invierno al menos por un momento.