SAINT PAUL, MN
Esta Navidad, los conservadores más reaccionarios de Estados Unidos seguramente sentirán el espíritu navideño, se abrazarán, reirán, contarán chistes, estarán unidos en familia, intercambiarán regalos, todo será paz y harmonía. Mientras cenan placenteramente en familia estarán enviando twitters anti inmigrantes. Luego, seguramente, se irán a dormir muy tranquilos, y quizás soñarán con ese “gran y hermoso muro” que supuestamente detendrá, de una vez por todas, a esos “ilegales”.
Donald J. Trump, el inmigrante que odia a los inmigrantes, seguirá echando combustible al fuego. Este fuego es el que terminará por encender esa llama faltante que fortalecerá más a los movimientos sociales en Estados Unidos. Estos movimientos sociales exigirán su renuncia y buscarán sacarlo del poder. Los movimientos sociales de apoyo a las causas justas crecerán como nunca antes.
En la era de Trump, la gente está entusiasmada hasta para “salir del closet”, tanto los racistas potenciales que ahora muestran más abiertamente su “orgullo blanco”, como los activistas pro inmigrantes que no sabían que lo eran o que antes no veían necesario actuar para defender a los grupos ‘minoritarios’ u oprimidos.
Esta Navidad, en medio de ataques anti inmigrantes provenientes de la Casa Blanca, a nosotros, a los mal llamados “ilegales” nos toca preguntarnos: ¿A quién le corresponde liberar a los millones de indocumentados que aún siguen en las sombras? La respuesta es: a NOSOTROS mismos.
No perdonaremos ni olvidaremos los ultrajes cometidos en contra de la dignidad humana de millones de personas.