MINNEAPOLIS, MN
Nadie niega que en Venezuela hay dificultades, sí las hay, traídas en gran parte por el constante acoso económico de afuera. Pero, de eso a que los mexicanos nos unamos al juego político mañoso que busca derrocar a un gobierno latinoamericano, hay un inmenso trecho.
Hoy por Venezuela, mañana por México. México no formará parte de aquellos quienes conspiran contra una nación hermana. No colaboraremos con los planes de quienes buscan exacerbar los ánimos, de quienes buscan paralizar y fragmentar a la sociedad de Venezuela. En lo diplomático, no seremos de aquellos países latinoamericanos que dan vergüenza ajena. No seremos serviles al Golpismo canalla, legitimando usurpadores. No actuaremos como patio trasero, siendo los tontos útiles de la intervención extranjera en Venezuela. No seremos tontos útiles del capitalismo rapaz y de sus supuestas “ayudas humanitarias”.
El gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, en el proceso de la 4ta Transformación mantiene una posición digna sobre Venezuela, la posición de no entrometerse en asuntos que no le competen para que luego no quieran venir a entrometerse en asuntos que competen solamente al pueblo mexicano y a su gobierno constitucional.
¿Cada pueblo decide su propio destino o lo decide el más poderoso?
Ahora resulta que el “humanitario” imperialismo y su “humanitario” sistema económico es quien cuenta con la mayor “autoridad moral” en todo el mundo, como para venir a dictarle a los países latinoamericanos el rumbo que deben tomar. De cuándo acá la actual administración estadounidense se “preocupa” por los derechos humanos, ya sean los derechos humanos de los latinoamericanos o los derechos humanos de las personas en otras partes del mundo, si en EEUU ni siquiera se respetan los derechos humanos de los trabajadores inmigrantes.
Poderes extranjeros quieren petróleo, oro, gas, agua, diamantes, aluminio, hierro y tierra venezolana gratis. En campaña por la presidencia de los EEUU, para atacar a la familia Bush, refiriéndose a Irak, Trump decía: “lo que yo hubiera hecho, hubiera sido tomar el control del petróleo de ese país y salir de ahí rápidamente”.
No es nada raro que quienes se aferran a la construcción del “muro” (construcción actualmente estancada por falta de financiamiento), pongan la mira en las reservas de petróleo más grandes del planeta, localizadas en Venezuela.
¡Sí al diálogo, no a la invasión extranjera!
¡Manos fuera de Venezuela!