MINNEAPOLIS, MN
El casado, casa quiere; o si te casaste, ya te amolaste…
Dichos populares en México y diversos países de América Latina. De esa región en la que, según decían nuestros padres y abuelos, el matrimonio “es sagrado”. Frases que hoy cobran particular relevancia, luego que un estudio reciente del Centro Nacional de Investigación sobre Familias y niños Hispanos, reportara que el matrimonio es mayormente prevalente entre grupos de inmigrantes hispanos en los Estados Unidos.
En un contexto en el que, históricamente, se han registrado cambios significativos en la estructura familiar en los Estados Unidos, a lo largo de las pasadas décadas, y donde cada vez menos parejas se mantienen en relación de matrimonio, también la cohabitación se asocia con relaciones extramaritales, y la presencia de hijos que nacen fuera del matrimonio. También es igualmente común que los hombres participen en condiciones de parentesco de hijos de más de una mujer (a lo que se ha llamado “fecundidad de paternidad múltiple”).
Pero estos patrones no se presentan por igual entre todos los grupos raciales y étnicos en el país. En particular, la estructura familiar entre los grupos de origen hispano, muestran patrones más divergentes que el resto de los grupos culturales en el país. Esto es algo relevante, habida cuenta que este grupo representa el 17 por ciento de la población total de los Estados Unidos, y el 25 por ciento del total de personas menores de 18 años de edad.
Así, con la intención de aportar elementos para conocer mejor a esta población, el estudio realizado con familias hispanas, muestra que, por un lado, las mujeres hispanas de menores ingresos tienden a contraer matrimonio, o a cohabitar, a edades tempranas. Cerca de la mitad de la población femenina menor a 20 años de edad se encuentra en dicha situación, frente al 30 por ciento entre los hombres.
Por otro lado, un mayor número de hispanos inmigrantes, de bajos ingresos, reportan encontrarse en relación matrimonial, comparado con cualquier otro grupo. Curiosamente, las tasas de incidencia de matrimonios entre hispanos nacidos en los Estados Unidos, es muy semejante a la registrada entre individuos de raza blanca.
La prevalencia de los matrimonios (es decir el tiempo en que las personas permanecen casadas), es igualmente significativamente mayor entre hispanos nacidos fuera de los Estados Unidos, y el número de dichas personas que permanecen solteras, o nunca casadas, representa el menor porcentaje entre el resto de los grupos étnicos y culturales en el país.
Para los autores del estudio, los resultados son relevantes, por cuanto que el crecimiento de la población de origen hispana lidera, en términos porcentuales, frente al resto de los grupos culturales.
Ello, se subraya en el estudio, puede ser consecuencia de una concepción del concepto de familia que se considera de mayor permanencia y durabilidad que entre, particularmente, la comunidad de raza blanca.
En cierta forma, se indica en el reporte, las familias de inmigrantes hispanos, tiene mayor similitud a las de origen afroamericano, en torno a la concepción de que al contraer matrimonio, se establece una relación permanente. Sin embargo, las tasas de fecundidad, que se traducen en el número de hijos, son mayores entre las familias hispanas.
Un estudio que resalta la importancia de conocer mejor a las familias hispanas, en un país en el que los conceptos de familia y paternidad se encuentran en transición, y donde dichas familias mantienen patrones considerados como tradicionales. Condiciones que poco se discuten, y que deberían considerarse también al momento de identificar las necesidades específicas de los diversos grupos que conviven en los Estados Unidos hoy.
El estudio se encuentra disponible en el sitio web del Centro de Investigación Hispano.