SAINT PAUL, MN
Minnesota se coloca como el estado número uno en la nación, según se ha reportado en este medio, a partir de indicadores de calidad de vida, entre los que destaca la tasa de graduación de preparatoria o high school. Una imagen sin duda que entusiasma a sus residentes, y que nos hace sentir orgullosos. Sin embargo, el estado continúa sin lograr resolver uno de los mayores problemas que afectan a los grupos menos favorecidos, las minorías, los estudiantes “de color”.
A lo largo de muchos años, múltiples esfuerzos se han conjuntado para revertir los efectos que tiene un sistema educativo en grupos diferentes al de los estudiantes blancos, con rendimientos escolares que resultan invariablemente muy lejos y por debajo del grupo mayoritario. La realidad contrasta con el que el estado sea clasificado como el número uno en el país, cuando el desfase educativo entre grupos culturales es uno de los más elevados entre los 50 estados.
Los datos que en general alimentan el optimismo, cuando se decantan a niveles diferenciales por grupos, muestran una realidad que justifica la existencia de grupos como Generation Next, y tantos otros conformados por personas preocupadas por lo injusto del sistema educativo, y la necesidad de cambiarlo de forma efectiva y definitiva. En los recientes datos relativos al rendimiento escolar de los estudiantes de las Ciudades Gemelas, las diferencias observadas a lo largo de muchos años persisten.
Según se reveló por parte de Generation Next, estudiantes de tercer grado en escuelas de educación básica en Minneapolis, alcanzaron niveles estándar de lectura en tercer grado de forma diferencial. En tanto 74% de los estudiantes blancos mostraron ser competentes en lectura, apenas el 23.3% de los estudiantes Latinos lo lograron. Nivel muy semejante al que presentaron alumnos afro americanos (23.7%), y sobre el 16.5% registrado entre chicos nativo americanos.
Por lo que respecta a Saint Paul, la situación no resultó muy diferente. 77.1% de los chicos blancos mostraron buenos resultados, con el 27% de Latinos, 30.3% de afro americanos y 38.2% de nativo americanos. Los promedios en ambas ciudades fueron de 39.4 en Minneapolis, y 38.9% en Saint Paul, de los estudiantes que lograron el nivel deseado en lectura. Así, la mayoría de los estudiantes no blancos, aun muestran un rendimiento escolar por debajo del promedio, siendo solo los blancos quienes lo sobrepasan.
Cuando se trata de matemáticas, y en relación con los resultados de los exámenes en octavo grado, las diferencias persisten. 66.8% de los estudiantes blancos cumplieron con los estándares requeridos, 34.4 de los Latinos lo lograron, 23.8% entre afro americanos y 20% de los estudiantes nativo americanos. Todo ello en Minneapolis. En el distrito escolar de Saint Paul, los datos fueron 68.8%, 27.3%, 20.3% y 9.1% en el mismo orden.
El problema se acarrea a lo largo de todo el proceso formativo, con 85% de los estudiantes blancos graduándose de preparatoria, en tanto que sólo 58% de los Latinos lo logran, 57% de los estudiantes afro americanos y 48.7% de los nativo americanos. El promedio de graduación es de 79.5%, y ni siquiera los estudiantes de origen asiático logran alcanzarlo, cuando el 77.7% de ellos se gradúa.
Allison Liuzzi, investigadora de la Fundación Wilder, sostiene que las diferencias en rendimiento académico son obvias entre grupos étnicos y culturales, pero que también existe una fuerte correlación con el nivel socioeconómico de los alumnos. Así, quienes peores condiciones económicas viven, tienden a rendir más pobremente en la escuela. Curiosamente, los índices de condición económica también presentan una fuerte correlación entre grupos “minoritarios” y pobreza.
Así, Minnesota es un estado que presume fuertes indicadores de desarrollo en general, pero que aún tiene que resolver los problemas de diferencias entre grupos étnicos y culturales. Una deuda pendiente.
