MINNEAPOLIS, MN
La secretaria mexicana de Economía, Graciela Márquez, informó este martes que solicitó un encuentro con el secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross, para abordar el conflicto por las exportaciones de tomate.
“Hemos pedido una reunión bilateral con el secretario Wilbur Ross para tratar el asunto del tomate”, dijo en rueda de prensa Márquez, quien este fin de semana coincidirá con el secretario estadounidense en una reunión de empresarios en la ciudad mexicana de Mérida, en el sureste.
El próximo 7 de mayo, el Gobierno estadounidense pondrá fin al Acuerdo de Suspensión del Tomate, que desde 1996 regula la exportación de tomate mexicano a Estados Unidos.
Este acuerdo facilita la exportación del tomate a cambio de que los productores mexicanos no vendan su producto por debajo de un precio mínimo establecido por Estados Unidos.
La ministra de Economía lamentó que la cancelación de este acuerdo “pondrá nuevos términos en el comercio de tomate al mercado de Estados Unidos” porque se establecerían cuotas para su exportación.
Y advirtió que ello podría afectar a 400.000 empleados directos del sector tomatero mexicano y a un millón de empleados indirectos.
Márquez admitió que la exportación de tomate mexicano no depende de un acuerdo entre gobiernos, sino que corresponde a una negociación entre los productores mexicanos y el Gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, Márquez está interviniendo para facilitar que el Departamento de Comercio de Estados Unidos atienda las demandas de los productores de tomate mexicano porque la Secretaría de Economía debe “acompañar a todos los sectores del país”.
Estamos optimistas que, igual que en el pasado, los productores mexicanos encontrarán una respuesta satisfactoria que cumpla con sus expectativas y logren un acuerdo para que este flujo comercial de tomate en México siga su curso en los próximos años”, aseveró la secretaria.
En la misma conferencia, Mario Robles, en representación de los productores de tomate de México, agradeció a la secretaria su intervención porque su “acompañamiento es vital”.
Además, explicó que los productores tienen intención de participar en la eventual reunión en Mérida entre Márquez y Ross.
“Los productores norteamericanos (estadounidenses) culpan al acuerdo por su falta de competitividad sin evidencia y buscan una mayor protección”, dijo Robles.
Además, aseguró que los consumidores de Estados Unidos prefieren el tomate mexicano por su “mejor sabor” y estándares sanitarios.
Explicó que en marzo de 2018, Ross propuso a los productores mexicanos un nuevo acuerdo que estos respondieron con otra propuesta, que finalmente Estados Unidos rechazó.
Durante esos meses, los productores mexicanos aceptaron ceder en algunos aspectos, como suprimir el precio mínimo establecido para los meses de verano (31 centavos de dólar por libra) y aplicar todo el año el precio de invierno (42 centavos).
“Al pedir que se elimine el precio de verano, se incrementa el precio a los productores aunque no se mencione tácitamente así”, denunció Robles.
Sin embargo, desde el mes de octubre los productores mexicanos ya no han recibido ninguna respuesta del Departamento de Comercio de Estados Unidos y el tiempo corre para la cancelación del vigente acuerdo, que vence el próximo 7 de mayo.
Robles advirtió que poner restricciones al comercio del tomate mexicano también afectaría a Estados Unidos, puesto que de cada dólar que pagan los consumidores, solo 30 centavos van a parar al exportado mexicano y el resto se queda allí.
De acuerdo con el Gobierno mexicano, el país latinoamericano produce anualmente 3,5 millones de toneladas de tomate, de los cuales 1,6 se exportan al extranjero y cerca del 1,4 millones de estos van a Estados Unidos.
El tomate es el tercer producto agropecuario que más exporta México a Estados Unidos, solo superado por la cerveza y el aguacate.